EDIZIONES, 02 Jun.
Desde que el Zoológico de Cincinnati tomó la decisión de disparar a Haramble, un gorila de espalda plateada, con el objetivo de salvar la vida de un niño de 4 años de edad que se había caído a su jaula, el debate y las opiniones se han sucedido en Internet y en las redes sociales sobre si fue o no la correcta decisión.
En el contexto de la polémica suscitada en la que el personal responsable del zoológico y los padres del niño están en el punto de mira, historias pasadas de niños que fueron rescatados por gorilas cuando los primeros cayeron a sus jaulas han sido rescatadas por varios usuarios en redes sociales.
Especialmente desde que Jane Goodall, la experta en primates conocida en todo el mundo, hizo pública una carta escrita dirigida a Thane Maynard, director del zoológico de Cincinnati respecto a la decisión de disparar a Harambe.
"Estimada Thane,
Me siento mal por ti, por tener que tratar de defender algo que tú probablemente desaprobarías. He tratado de ver exactamente lo que pasó. Parecía como si el gorila intentaba poner un brazo alrededor del niño; igual que hizo aquella gorila hembra cuando rescató a un niño caído en su jaula en una exhibición en Chicago" .
Goodall se refiere a lo que ocurrió en el zoológico de Brookfield en el año 1996, cuando un niño de 3 años de edad cayó en la jaula de la gorila Binti Jua.
La gorila recogió al niño inconsciente del suelo mientras llevaba a su cría a las espaldas, lo acunó y lo acercó a las puertas de su recinto para dárselo al personal del zoológico. Entonces se habló del instinto maternal tan desarrollado de la gorila que relacionaban con el hecho de haber perdido a su madre cuando era una cría y haber sido criada por humanos.
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Otro caso es el del gorila Jambo, del Zoológico de Jersey (Reino Unido) en el año 1986.
Levan Merritt, niño de 5 años de edad, se encontraba con su familia visitando la jaula de los gorilas cuando de repente se cayó al foso al querer ver por encima del muro y de las cabezas de los adultos, quedando inconsciente.
En aquel momento apareció Jambo y enseguida adoptó una postura de defensa del pequeño con los otros gorilas del recinto hasta que el niño recuperó la conciencia y se retiró para que lo sacaran de ahí.
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Ambas historias, las dos únicas conocidas sobre estos casos, demuestran un comportamiento nada agresivo de estos gorilas en cautiverio. Algo que sigue sembrando la duda y reavivando el debate por la decisión tomada en Cincinnati días atrás.