Actualizado 16/01/2024 10:54

El pintoresco pueblo de arquitectura negra a 45 minutos de Madrid enclavado en la montaña

Archivo - Vista general de Patones de Arriba, a 6 de abril de 2022, en Patones de Arriba, Madrid (España).
Archivo - Vista general de Patones de Arriba, a 6 de abril de 2022, en Patones de Arriba, Madrid (España). - Rafael Bastante - Europa Press - Archivo

MADRID, 16 Ene. (DESCONECTA) -

En plena Sierra Norte de la Comunidad de Madrid, alejado del ruido y del estrés de la capital, emerge uno de los enclaves rurales más bonitos con un gran valor geológico y arqueológico. Patones de Arriba se ha convertido en un atractivo turístico para aquellos que quieren viajar a la España del siglo XVIII, entre el desordenado urbanismo de sus calles.

Su arquitectura negra de características casas de pizarra y sus calles enlosadas aprovechando las vertientes de la montaña le confieren un halo encantador a este destino del que la leyenda cuenta que se convirtió en un reino independiente en el siglo XVIII.

El pequeño reino de Patones, lleno de cultura y naturaleza, ofrece paseos entrañables, rutas de senderismo y cicloturismo, yacimientos arqueológicos, un amplio patrimonio arquitectónico, y opciones para el ocio desde alojamientos rurales hasta una restauración de calidad.

BIEN DE INTERÉS CULTURAL

El pintoresco pueblo es uno de los más representativos ejemplos de la arquitectura de pizarra negra. En 1999 fue declarado Bien de Interés Cultural en la Categoría de Conjunto Histórico, por su gran valor etnográfico y ambiental, convirtiéndose en un destino de interés patrimonial en la Comunidad de Madrid.

Entre sus lugares de interés destaca la Antigua Iglesia de San José. Esta edificación era una ermita con campanario construida en 1653 hasta que se convirtió en iglesia un siglo después. En la actualidad es la Oficina de turismo del Ayuntamiento de Patones aunque se ha conservado una pequeña capilla con una imagen de la Virgen de las Candelas.

Sin duda, las calles empinadas de Patones de Arriba con sus casas oscuras de pizarra son la imagen más típica de la localidad. Cabe destacar que no todas las viviendas utilizaron el mismo material para su construcción, es por ello que, se puede apreciar la evolución entre las edificaciones más antiguas y las de reciente restauración. A pesar de las diferencias, las casas típicas de Patones están constituidas a base de pizarra, madera, ladrillo árabe, jaras y retamas.

En algunas calles del pueblo, junto a las viviendas, se pueden apreciar y contemplar antiguos hornos utilizabos, sobre todo, para cocer el pan. Constituyen uno de los elementos más característicos de la arquitectura tradicional, junto con las eras, los arrenes o los antiguos tinados.

Este viaje en el tiempo de hace 200 años por las "Edades de la Arquitectura" continúa por el Lavadero y la Fuente Nueva, uno de los rincones más fotografiados que datan de principios del siglo XX. Más alejado del núcleo urbano, en la parte más alta del pueblo, se encuentran las eras, utilizadas como miradores para muchos turistas que quieren disfrutar del paisaje patonero.

OTRAS VISITAS IMPRESCINDIBLES

A su patrimonio arqueológico se suma el Yacimiento Dehesa de la Oliva. El paraje se encuentra a unos cinco kilómetros de Patones y constituye uno de sus "más valiosos tesoros" por albergar restos de una antigua ciudad carpeto-romana, donde se encuentra la ermita romántico-mundéjar Virgen de la Oliva.

No se queda atrás el interés del patrimonio industrial de la localidad. Prueba de ello es el canal de Cabarrús con una longitud de 13 kilómetros. De hecho, desde el siglo XVIII la historia de Patones ha estado marcada por la construcción de infraestructuras hidráulicas como la presa del Pontón de la Oliva o la presa de El Atazar que embalsa las aguas del Lozoya.