Actualizado 29/11/2012 14:36

La ONG Umoya denuncia que las riquezas naturales del Congo siguen siendo una "maldición para su pueblo"

Miembros del M23 en República Democrática del Congo
JAMES AKENA / REUTERS


MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -

La organización no gubernamental Federación de Comités de Solidaridad con África Negra-Umoya ha denunciado, en relación con la reciente ofensiva del grupo armado M23 en la provincia de Kivu Norte (este), que las riquezas naturales de la República Democrática del Congo (RDC) siguen siendo una "maldición para su pueblo" y ha acusado a las "grandes potencias" de ignorar "el genocidio más grande de África y quizás de la Humanidad".

En un comunicado, Umoya --unas de los principales organizaciones solidarias con África negra de España-- ha denunciado la "nueva rebelión 'liberadora'" que está sembrando "la desolación entre los habitantes de la provincia congoleña del Kivu Norte".

Según los Comités, el M23 cuenta con el apoyo de Uganda y, sobre todo, de Ruanda, "tanto a nivel de organización político-estratégica como en la misma formación militar", lo cual está documentado por "diversos informes", entre ellos el reciente documento del grupo de expertos del Consejo de Seguridad de la ONU, según el cual "la cadena de mando del M23 se remontaría hasta el ministro de Defensa ruandés, general James Kabarebe".

Pese a que este informe ha dado como resultado varias reuniones del Comité sancionador de la ONU y la congelación por parte de varios países de los fondos de ayuda a Ruanda, "la llamada 'comunidad internacional', influida por los padrinos del régimen genocida (ruandés) de Paul Kagame", en referencia expresa a Reino Unido y Estados Unidos, "no termina de decidirse a condenar severamente a las autoridades ruandesas y evita citarlas como máximas responsables del desastre", ha denunciado Umoya.

"Solo algunos oficiales del M23, como (el general desertor y antiguo comandante rebelde tutsi) Bosco Ntaganda o el coronel (y jefe militar del grupo armado, Sultani) Makenga aparecen en la lista de perseguibles y sancionables, cerrando los ojos ante la implicación ruandesa en la agresión y en el expolio de la región, ahora en guerra abierta", ha añadido.

"PUNTO DE NO RETORNO"

Desde la reciente caída de Goma, capital de Kivu Norte, en manos del M23, se ha alcanzado un "punto de no retorno", según Umoya. "El Ejército congoleño, humillado, ha huido; la comunidad internacional ha sido desafiada", y "la muerte, los saqueos, las violaciones, el reclutamiento de niños soldados, la huida y desplazamiento de poblaciones, vuelven a convertirse en realidad cotidiana", ha denunciado.

Según Umoya, "no pocos congoleños expatriados" han acusado al presidente de la RDC, Joseph Kabila, "de mantener conscientemente la debilidad de las Fuerzas Armadas congoleñas para facilitar y hasta justificar la progresiva anexión del este de Congo a Ruanda".

"Se apoyan en que mientras Goma caía en manos de los rebeldes del M23, el presidente Kabila volaba a Kampala para reunirse con el presidente ruandés, Kagame, convocados por el ugandés (Yoweri) Museveni, revestido repentinamente de mediador", ha precisado la ONG.

"Entre tanto, la misión de la ONU, la MONUSCO, que tiene desplegados unos 17.000 soldados en el Congo, de los que 7.000 se encuentran en el convulso este y, a pesar de disponer de abundantes medios, ha sido incapaz de cumplir su misión de proteger a la población civil y frenar a los rebeldes", ha denunciado.

"No cabe la menor duda de que lo que ocurre en el Este del Congo es también responsabilidad de la comunidad internacional", ha advertido Umoya. "La captura de Goma por el M23 es una afrenta sin precedentes para el estado de derecho internacional y para la misión de paz más grande y más cara de las Naciones Unidas e intensifica una crisis humanitaria que ya era alarmante", ha añadido.

"¿Hasta cuándo las riquezas naturales del Congo seguirán siendo motivo de maldición para su pueblo? ¿Hasta cuándo las llamadas grandes potencias callarán el genocidio más grande de África y quizás de la Humanidad? ¿Hasta cuándo los congoleños deberán derramar su sangre por haber nacido en esta zona del planeta? ¿No son suficientes los casi ocho millones de víctimas, la mayoría civiles, que se han producido desde 1994 en las interminables guerras del Congo?", concluye el comunicado.