CÁDIZ 18 Nov. (EUROPA PRES) -
Los forenses aseguraron hoy durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Cádiz contra una persona acusada de un delito continuado de abuso sexual sobre una mujer que sufría cierto retraso mental, a la que enseñó a consumir droga, que la muerte de la víctima se produjo por una reacción adversa frente a una sobredosis de droga.
Los médicos forenses consideraron que la cantidad de droga ingerida era tóxica, encontrándose en el cuerpo cocaína, metadona y benzodiacepinas en grado terapéutico. Asimismo, los médicos explicaron que la mujer presentaba punciones de haberse inyectado droga en ambas manos, asegurando que para ello, tanto si era diestra como si era zurda, había necesitado que otra persona lo hiciera.
Según la calificación fiscal a la que tuvo acceso Europa Press, los hechos se produjeron en el año 2006, cuando la víctima fue presentada al acusado por la que entonces era pareja sentimental de éste con la intención de realizar un trío, siendo elegida por considerarla la persona idónea para obtener su consentimiento.
Posteriormente, el acusado, consumidor de drogas (cocaína, heroína y metadona) terminó entablando una relación sentimental con la víctima y acabó proporcionando y enseñando a la mujer a consumir cocaína, tanto esnifándola como en alguna ocasión mediante inyección, lo cual hacía el mismo acusado.
Asimismo, condujo en varias ocasiones a la mujer a un domicilio de la barriada del Río San Pedro en Puerto Real para comprar cocaína, llegando en algunas ocasiones a enviar a la mujer para que fuese sola.
Así, el 27 de julio de 2006, la mujer acudió a casa del acusado y consumieron una cantidad cercana a los dos gramos y medio de cocaína. Igualmente, al día siguiente volvieron a consumir en el dormitorio del acusado, constando, según la Fiscalía, que al menos en tres ocasiones el hombre inyectó droga a la víctima.
Según defiende la Fiscalía, el acusado sabía que la mujer se encontraba en tratamiento médico con benzodiacepinas y que el consumo de droga le podía producir la muerte, ya que en enero de ese año una conocida suya había fallecido en su propio dormitorio por una reacción adversa al consumo de drogas.
Según el Ministerio Fiscal, no obstante eso no evitó que proporcionase a la mujer toda la cocaína y la metadona que consumió y que "por su propia mano" le inyectase, por lo que horas más tarde la mujer falleció.
Por su parte, el acusado, manifestó el primer día de juicio que él no le inyectó droga a la víctima, así como que ésta le dijo que ya había probado la droga, aunque él, según aseguró, le dijo que no tomara. Asimismo, aseveró que no tenía conocimiento de que tuviera un retraso.
ERA TOTALMENTE INDEFENSA
Una de las personas que pasó por la Sala en la primera sesión del juicio, fue el padre de la víctima, que manifestó que su hija era "totalmente indefensa". Asimismo, insistió en varias ocasiones que el retraso de su hija le impedía tener "responsabilidad", lo cual definió como "el límite entre lo normal y lo anormal".
Además, afirmó que su hija le tenía "mucho miedo" a las inyecciones y calificó de "imposible" que se pudiera poner una inyección en el brazo derecho con su brazo izquierdo.
Asimismo, aseguró que su hija era "fácil de manipular" y que "tenía la simpleza de un débil". En los mismos términos se refirió el hermano de la víctima, psiquiatra de profesión, que aseguró que su hermana era "manipulable" y que sólo bastaba para ello ganarse su confianza. Asimismo, manifestó que "era como una niña", ya que "tenía mentalidad infantil" e insistió en que "no tenía responsabilidad".
29 AÑOS DE CÁRCEL FRENTE A LA ABSOLUCIÓN
El juicio quedó visto para sentencia después de que las partes (Fiscalía, acusación y defensa) presentaran sus calificaciones y pusiera de manifiesto sus conclusiones tras dos días de vista oral.
Así, la Fiscalía elevó a definitiva su petición de condena, consistente en siete años y dos meses de prisión por un delito continuado de abuso sexual, diez años por un delito contra la salud pública y 12 años de cárcel por un delito de homicidio, lo que suma en total una pena de 29 años de prisión.
Además, para la que hasta entonces había sido su compañera sentimental, pide una condena de cuatro años y dos meses de prisión por un delito de abuso sexual. Por contra, los letrados de la defensa de los acusados pidieron la libre absolución de penas para sus clientes.