Actualizado 24/04/2008 19:08

La tía de la joven calcinada en Gijón en 2003 confirma que esta le relató que tenía miedo a que su pareja la matara

Un testigo declara que a la finca en la que se encontró el cadáver de la joven podía entrar "hasta un niño"


GIJÓN, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -

La tía de la joven Sonia Reinaldo, hallada muerta y semicalcinada en la parroquia gijonesa de Cenero en 2003, declaró hoy, en el juicio que se celebra en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Gijón, que su sobrina le expresó su temor a que su novio, el entonces acusado de su asesinato, llegara a matarla. La mujer, aunque no vio directamente las agresiones, sí que vio a la joven después de alguna de ellas.

En la segunda sesión de la vista oral también testificó un amigo del imputado que iba en el vehículo en el que supuestamente se trasladó el cuerpo de la víctima, aunque dijo que "no recordaba nada". También lo hizo el dueño del vehículo, quien sí confirmó que se lo había prestado al acusado, aunque no supo indicar para qué lo quería. Además, aseguró que el acusado y la víctima habían subido en más de una ocasión en su coche.

Por otro lado, hoy también estaban citados a declarar los familiares del imputado. No obstante, de los tres hermanos, uno ya falleció, otro no acudió por estar ingresado en la Unidad de Desintoxicación del hospital de Jove, y el tercero, dueño de la finca donde apareció el cuerpo de la joven, asistió al juicio pero se acogió a su derecho a no declarar. Tampoco quiso testificar la madre del acusado. "No tengo nada que declarar", señaló la mujer.

No obstante, a pesar del fallecimiento de uno de los hermanos, se leyó en la Sala las declaraciones prestadas por éste en Comisaría con relación al crimen. En dichas declaraciones, el hermano del acusado aseguró que en aquellas fechas se había trasladado a vivir a la habitación que tenía el imputado en una pensión, ya que este último había roto con su novia.

Asimismo, su hermano le había confesado que "había pegado a Sonia y la había echado de casa de mala manera" y que la había visto besándose con un vecino, por lo que estaba "sólo y afligido".

También consta en su declaración que se enteró de la muerte de la joven porque llegó su hermano llorando a los calabozos y se lo contó, además de verlo luego en la prensa. Además, indicó sobre el crimen que su hermano "no lo pudo hacer" y que si anteriormente había dicho que no podía poner la mano en el fuego por él fe porque estaba "confundido".

Además, confirmó que en la habitación de la pensión había algunos efectos personales que había dejado la joven, como unos botines, una cazadora y unos papeles, aunque nunca vio ningún documento de identidad de la víctima. Asimismo, aseguró que las manchas de sangre en la pared de la habitación "ya llevaban tiempo".

Este hermano del acusado reconoció que él consumía alguna raya de cocaína aunque sin tener una dependencia y dijo estar a tratamiento psiquiátrico por una "neurosis". También fue condenado a seis años de cárcel en León por un homicidio.

En sus declaraciones también indicó que las discusiones entre la pareja, por lo que le había relatado su propio hermano, eran debidas en su mayoría a las pagas contributivas de ella, ya que gastaba enseguida el dinero.

Además, apuntó que hacía más de un año que no iba por la finca de Cenero de su hermano, que no recordaba haber visto una chapa de aislante de color teja y que no recibió ninguna llamada del acusado para informarle del crimen. También desvinculó la agresión que sufrió el dueño de la finca en el bar que regentaba con el asesinato.

Otro de los testigos señaló que la semana en que apareció el cadáver de la joven él estuvo yendo a dar de comer a los perros que tiene allí el hermano del acusado. El hombre explicó que aunque él tenía la llave, es "de fácil acceso por todas partes". "Podía entrar cualquiera, hasta un crío", aseguró. Además, testificaron varios agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación y que certificaron las pruebas halladas en el vehículo, en la finca de Cenero y en el registro domiciliario.

Por otro lado, el tribunal ha citado a declarar para mañana tres testigos que no acudieron en la sesión de hoy; dos agentes de la Guardia Civil, el instructor y el secretario del atestado, y una médico que atendió al acusado. Mañana será también la lectura de conclusiones y calificaciones definitivas.

DE 20 A 25 AÑOS DE CÁRCEL POR ASESINATO.

Por su parte, la Fiscalía pide para el acusado 20 años de prisión por el delito de asesinato y tres más por uno de maltrato habitual, con el agravante de parentesco, así como una indemnización para los padres de la víctima de 60.000 euros.

Las acusaciones particulares coinciden en la petición por el delito de maltrato, aunque la que ejerce la madre eleva la del asesinato a 25 años, al aplicar los agravantes de parentesco, abuso de confianza y de superioridad, y la que ejerce el padre pide 24 años. Ambas acusaciones piden 50.000 euros de indemnización para sus respectivos clientes.

En cuanto a la defensa, solicitó la libre absolución para el imputado y destacó que tiene las capacidades físicas y mentales deterioradas, además de mermadas su fortaleza por la drogodependencia que padecía de más de 15 años, el VIH y esquizofrenia.