Los varones aún deciden por las mujeres en Arabia Saudí a pesar de los intentos de apertura

Europa Press Sociedad
Actualizado: jueves, 20 noviembre 2008 14:08

JEDDAH (ARABIA SAUDÍ), 20 (Reuters/EP)

La posición de las mujeres en Arabia Saudí, un país profundamente conservador y gobernado por una versión austera de la ley islámica, aún es precaria y sus guardas varones tienen el derecho a imponer su voluntad sobre ellas, a pesar de los intentos del país por comenzar a abrirse desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, en los que 15 de los 19 atacantes eran saudíes.

En 2004 se creó un organismo oficial encargado de defender los Derechos Humanos, en parte por la presión de los Gobiernos occidentales, y para abordar la pobre reputación del país en el respeto a estos derechos. Un total de 978 informes han sido enviados a la Sociedad Nacional para los Derechos Humanos (NSHR, por sus siglas en inglés) desde entonces, relacionados con el abuso mental y físico, con el divorcio y los derechos de herencia e incluso el derecho a la educación, a la que en ocasiones, los tutores varones se oponen.

También se han creado refugios con voluntarios con la aprobación del Ministerio de Asuntos Sociales saudí, aunque la posición legal de las mujeres aún es precaria debido al sistema de "guarda y custodia" masculina autorizado por los clérigos saudíes.

Los padres, maridos o hermanos tienen el derecho de imponer su voluntad sobre una mujer alegando su "desobediencia" y una mujer puede enfrentarse a tres años de prisión y ser azotada si es encontrada culpable. La organización defensora de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) señaló en un informe que este sistema reduce de forma efectiva a las mujeres al estatus de "menores legales" o niños.

AZZA

Destrozada, quemada y golpeada, Azza fue a la Policía hasta cuatro veces antes de que las autoridades la permitieran abandonar a su marido y trasladarse a un refugio. En sus doce años de convivencia, su marido saudí la había golpeado con barras de metal, la había encadenado y había derramado agua hirviendo sobre ella.

Pero la Policía normalmente la enviaba a casa después de que su marido firmaba una compromiso por el que se comprometía a poner fin al maltrato a su mujer, una práctica normal en un país donde las mujeres necesitan un consentimiento para cualquier cosa, desde conseguir un trabajo hasta alquilar un apartamento.

"Cuando regresaba a casa, las palizas eran cada vez peores", señala Azza, ahora divorciada y viviendo en el Refugio Abdulaziz, recientemente abierto en Jeddah. "La violencia aumentaba cada vez más, y comenzó a encadenarme para que no pudiera escapar. También bloqueó todas las ventanas", añade.

Finalmente escapó hace cuatro años a través de la ventana del cuarto de baño, aunque se rompió los huesos de la pelvis en el proceso. Obtuvo el divorcio sobre la base de que su marido es esquizofrénico.

La violencia doméstica llegó a estar en el punto de mira de los medios de comunicación en 2004, cuando la presentadora de televisión Rania al Baz hizo pública una salvaje paliza que le dio su marido, en la que sufrió trece fracturas faciales, lo que le llevó al divorcio.

"No hay leyes para proteger a las mujeres", señala la doctora de familia Sara Abbar. "Las leyes están en contra de las mujeres y los encargados de asuntos sociales fracasan a la hora de ayudar a las mujeres de forma adecuada", añade. "Al final la chica termina con su tutor, aún cuando abusa de ella", manifiesta.

Como resultado de esta situación, las chicas de los refugios a menudo están "de vacaciones de los abusos", declaró un miembro de NSHR, Aljohara al Angari. Los diarios saudíes han informado de que hay en la actualidad cerca de 3.000 mujeres saudíes registradas oficialmente como fugitivas.

¿VALORES OCCIDENTALES?

El aumento en las fugas ha llevado a temer el desmoronamiento de la familia saudí y los avances de los valores occidentales que parecen poner más énfasis en los deseos individuales que en los deberes de la familia.

"Solíamos ser una sociedad cerrada y ahora nos estamos abriendo", declaró la directora de la Comisión para la Protección de la Familia, que cree que la expansión de Internet y de la televisión por satélite ha occidentalizado las actitudes de los jóvenes saudíes.

Raboei añadió que las chicas que denuncian abusos a menudo se están rebelando contra las tradiciones sociales y rechazan el derecho que tienen los padres a disciplinar a sus hijos. "Intentamos explicarles que lo que sufren no es abuso", explicó, al referirse a algunos casos donde no está implicada la violencia física.

La trabajadora social Sameera al Ghamdi aseguró que hay un compromiso por alcanzar en el que se incluye la idea de derechos básicos para las mujeres. "Cuando nos enfrentamos a una sociedad que asigna un cierto estado sagrado a su cultura y a sus tradiciones específicas, empezamos exigiendo derechos básicos", señaló.

"La gente en esta sociedad ha crecido creyendo que el padre tiene derecho a golpear a su mujer y a sus hijos e impedirles determinadas libertades si él lo quiere así", añadió Al Ghamdi.

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