SEVILLA, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
El juicio contra la niñera boliviana acusada de dejar solo durante casi 48 horas a un niño de ocho años con parálisis cerebral que murió en su ausencia por falta de asistencia comenzará hoy en la Audiencia Provincial de Sevilla, donde el pasado viernes quedó constituido el jurado popular encargado de enjuiciar a la inculpada, para quien el fiscal reclama diez años de prisión por un presunto delito de homicidio.
El fiscal defiende en su escrito de acusación, al que tuvo acceso Europa Press, que la imputada, una joven de 20 años identificada como Irene C.C., fue contratada por los padres del pequeño en el año 2006 "para ayudar en las tareas del hogar y para encargarse del cuidado de su hijo", que padecía parálisis cerebral y no podía "valerse por sí mismo en absoluto, precisando ayuda de otras personas para todas sus necesidades", ya que "ni siquiera hablaba".
Así las cosas, desde el 21 de junio de 2006 la acusada comenzó a vivir en el domicilio de los padres del menor sito en el barrio de Nervión, donde también residían otros tres hijos del matrimonio menores de edad. Ya en el mes de agosto la familia organizó un viaje a Ceuta "tras concretar con la procesada que ella se quedaría en el domicilio familiar al cuidado del menor".
De esta manera, el 23 de agosto de 2006 la madre de la víctima partió hacia Ceuta con dos de sus hijos, dejando al tercer hermano del ahora fallecido en casa de unos familiares. A los dos días fue el padre quien partió hasta la ciudad del norte de África, "no sin antes dejar preparada la dosis de medicina que tenía que tomar el pequeño" hasta que la familia regresara el lunes día 28.
El fiscal prosigue que la imputada permaneció en el domicilio cuidando al pequeño hasta las 1,00 horas del 27 de agosto, momento en el que tras proporcionarle la alimentación, bebida y medicina que necesitaba "decidió abandonar al menor para irse a bailar a una discoteca".
Al hilo de ello, el Ministerio Público apunta que tras tomar un taxi llegó a una discoteca del Polígono Calonge, donde conoció a un compatriota "con el que estuvo bailando y al que en un momento dado, sobre las 6,00 horas, le entregó las llaves del domicilio en prueba de que no lo iba a abandonar".
"DEJÓ AL MENOR ABANDONADO A SU SUERTE"
Sobre las 8,00 horas abandonó la discoteca junto a unos amigos "olvidando las llaves que seguían en poder de J.M., quien había abandonado la discoteca con anterioridad". El fiscal explica que la acusada, "olvidando completamente su obligación de cuidar al menor y plenamente consciente de la situación de abandono y del riesgo que corría", decidió quedarse a dormir en casa de una amiga.
No fue hasta media mañana cuando abandonó el domicilio de su amiga, si bien "en vez de pedir auxilio a los agentes de la autoridad o de ponerse en contacto con los padres del menor para decirles que su hijo estaba solo y que no podía entrar en el domicilio" decidió "intentar encontrar a J.M. para que le devolviese las llaves". "Así permaneció todo el resto del día 27 y por la noche volvió a dormir en el domicilio" de su amiga, "dejando al menor abandonado a su suerte", apostilla el fiscal, quien dice que a la mañana siguiente continuó "sin alertar a los padres siendo plenamente consciente del riesgo de muerte del menor, que llevaba más de 24 horas sin cuidado alguno".
Sobre las 16,30 horas incluso recibió una llamada de los padres del menor en su móvil "y en vez de comunicarles la situación no les dijo nada". Posteriormente, sobre las 20,00 horas la familia llegó a su domicilio y encontró al pequeño sobre la cama "con claros síntomas de deshidratación, trasladándolo rápidamente hasta el hospital Virgen del Rocío, donde ingresó ya fallecido". La causa de la muerte se debió a la deshidratación sufrida al permanecer sin bebida y perdiendo líquidos.
El fiscal considera que los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio, por el que pide diez años de prisión para la acusada, así como una indemnización de 90.954 euros para los padres y 16.537 euros para cada uno de los tres hermanos del fallecido. rmanos del fallecido.