Actualizado 10/12/2008 16:20

La madre del bebé muerto en una guardería ilegal de El Ejido (Almería) dice que no denunció porque confiaba en su amiga

ALMERÍA, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -

María Dolores L.M., la madre del bebé de 14 meses presuntamente asesinado en 1996 por la dueña de una guardería clandestina en El Ejido (Almería), afirmó hoy ante el jurado popular que no llegó a denunciar a M.R.A. porque "confiaba en ella como mi amiga íntima" pese a que, tal y como reconoció, empezó a "notar cosas" que no le "cuadraban", que le llevan ahora a "no pensar en otra cosa que no sea en cómo le pegaba a mi niño".

Entre lágrimas y a preguntas de la fiscal, quien solicita para la acusada una pena de 18 años de prisión, relató que diez días antes de que se produjera el fallecimiento los médicos del complejo hospitalario de Torrecárdenas que atendieron al pequeño por un dolor de oídos le advirtieron de que éste podría estar siendo maltratado por la cuidadora debido a los hematomas que tenía en el cuerpo, aunque se negó a facilitar su nombre y les dijo que la procesada "no podía estar haciendo algo así".

Aún así y como los facultativos decidieron remitir el parte de lesiones al juzgado de guardia, según aseguró, se dirigió a M.R.A. para pedirle explicaciones sobre los moratones que la acusada achacó a que el niño "se caía mucho". "Le dije entonces --ahondó-- que eso no podía ser, que lo iba a sacar de allí. Entonces se echó a llorar y me dijo que lo iba a cuidar mejor a partir de ese momento".

María Dolores L.M., quien aludió a preguntas de su letrada a un posible consumo de drogas por parte del ex marido de la procesada que le decía que "la trataba mal", reconoció que su amiga tenía problemas económicos y que, por ese motivo, llegó sufragar la compra de pañales y comida porque su relación "era muy estrecha, de casi ocho años".

Aún así, según reconoció, tuvo que ser ella la que "le pidiera explicaciones un mes después" porque la acusada "no fue al entierro" ni le llamó "después de avisarme de que el niño estaba muy malito y se lo habían llevado al hospital. Sólo la vi en la Comisaría de la Policía Nacional. No me habló y su actitud era fría",

Describió a su hijo como un niño con buena salud pese a lo cual, y debido a los hematomas que se intensificaron cuando ingresó en la guardería con cuatro meses, se le practicaron pruebas de coagulación con resultados "normales", tal y como confirmó al jurado popular durante la sesión de hoy la pediatra del centro de salud de El Ejido que solía atender al pequeño.

"Jamás pensé que nadie pudiera hacer tanto daño a un niño pequeño", subrayó después relatar, otra vez rota en sollozos, que se enteró de cómo había fallecido "en el juicio que se anuló en 2006", cuando los forenses señalaron ante la sala del Juzgado de lo Penal número 2 que no podía haber sido un accidente "porque tenía la vena cava interior seccionada y el yoyuno desprendido".

CONTRADICCIONES.

Durante la práctica de la prueba testifical, que continuará mañana con la declaración de los agentes que instruyeron las diligencias por la muerte del bebé, tanto la progenitora como una de las empleadas de la empresa de limpieza de su propiedad destacaron dos contradicciones de M.A.R. durante la primera sesión de la vista oral al tiempo que se confirmó la actitud esquiva que le atribuye el fiscal a la hora de dar explicaciones sobre lo que pasó el 3 de diciembre de 1996.

Así, la empleada explicó que fue a preguntar a la procesada qué había pasado ese mismo día antes de acudir al hospital para interesarse por el estado del hijo de su jefa y nunca después tal y como aseguró M.R.A. para justificar el no haber ido hasta el centro sanitario.

Confirmó, asimismo, que la quemadura que el pequeño tenía en el labio superior se la produjo un cigarro que la acusada tenía en la boca cuando le cogió en brazos y no la madre, quien afirmó ante la sala no haber fumado nunca debido a que padece asma, al tiempo que se refirió a un conversación mantenida con la madre días antes en la que, tras aconsejarle que cambiase de guardería, "me dijo que ya había mirado pero que no le convencía y que con quién mejor que con su amiga iba a estar su hijo".

La vecina del número 23 de la Avenida de Los Príncipes de El Ejido donde se localizaba la vivienda usada como guardería resaltó durante su declaración que cuando M.R.A. le pidió que la llevase al centro de salud con el bebé le contó que éste se había caído del carrito pero que a preguntas de la pediatra de guardia que lo atendió aseguró que se había desplomado después de que le diera un zumo.

Por su parte, la facultativa que prestó los primeros auxilios a la victima achacó a la procesada una actitud esquiva ante las preguntas que le hacía para poder hacer un diagnóstico. "No obtuve nunca respuestas que me permitieran saber que había pasado y que tenía. Sólo me decía que se lo había encontrado así". Su estado, según describió, era de shock, "de extrema gravedad". "Estaba pálido, hipotérmico, sin actividad, sin perfusión y tenía un gran hematoma en la zona sacro lumbar", concluyó.

M.R.A. se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión por un presunto delito de asesinato con alevosía y el pago de una indemnización de 150.000 euros que la acusación particular rebaja en 30.000 euros aunque solicita una pena de 20 años de cárcel al considerar que concurre la agravante de abuso de confianza. La defensa ha interesado un veredicto de inculpabilidad pese al informe forense, prueba de cargo principal en la causa, que relaciona el fallecimiento con un "impacto brutal y voluntario".