MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Nueve de cada diez desastres naturales están vinculados a peligros hidrometeorológicos y sus efectos, que sólo entre 1980 y el año 2000 causaron la muerte de 1,2 millones de personas y pérdidas por encima de los 575 millones de euros, pueden paliarse con alertas tempranas, según el mensaje lanzado por el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Michel Jarraud, con motivo de la celebración mañana, del Día Meteorológico Mundial.
Según explica Jarraud en su misiva, "la prestación de productos y servicios adecuados por los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) a las instancias normativas, los medios de comunicación y el público en general pueden reducir significativamente los efectos de esos fenómenos ya que, aunque los peligros naturales no se pueden prevenir, la utilización de alertas tempranas adecuadas puede servir para aminorar considerablemente sus efectos perjudiciales".
En este sentido, Jarraud considera que la OMM "ha estado a la altura de los desafíos impuestos" por los últimos tiempos tanto en materia de desarrollo sostenible como en reducción de impacto de los desastres naturales "y otras catástrofes relacionadas con el tiempo, el clima y el agua", así como en protección del medio ambiente "para las generaciones presentes y futuras".
Esta tarea se apoya, según afirma en su mensaje, en que la OMM ha sabido aprovechar avances como el Programa de investigación global de la atmósfera (GARP) y de la Vigilancia Meteorológica Mundial (VMM) de la OMM, que ahora cumple 45 años y que, según el responsable de este organismo de Naciones Unidas "sigue siendo tan fundamental como lo era entonces" por lo que tanto la Organización Meteorológica Mundial como los SMHN de sus 188 Miembros "la actualizan y mejoran constantemente".
En su opinión "no cabe duda de que un sistema mundial integrado de observación apoyado por un sistema integrado de información, contribuirá de forma destacada" a obtener efectos beneficiosos para la sociedad gracias a una "amplia variedad" de productos y servicios orientados a proteger vidas humanas, medios de subsistencia y bienes, la salud, la seguridad, el crecimiento económico, la protección de los recursos naturales y la calidad del medio ambiente.
Asimismo, Jarret defiende que un sistema de estas características "contribuirá a las actividades de reducción de los riesgos de desastres naturales, en particular, las relacionadas con la adaptación al cambio climático mundial".