PEKÍN 7 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades chinas amenazaron hoy con imponer castigos severos a los autores de los ataques con jeringuillas en Urumqi. Las penas podrían ir desde tres años de cárcel a cadena perpetua, y en algunos casos hasta la pena de muerte, informó la agencia oficial Xinhua.
Un total de 531 personas han sido víctimas de ataques con jeringuillas en la capital de la región autónoma de Xinjiang, según los casos contabilizados por las autoridades sanitarias y la Policía hasta el pasado viernes, de las cuales 171 muestran signos evidentes de los pinchazos.
La mayor parte de las víctimas son de etnia han (la mayoritaria en China), mientras una minoría pertenece a las etnias uigur, hui y kazak, indicó anoche el secretario del comité para la Región Autónoma Uigur de Xinjiang del Partido Comunista de China, Wang Lequan.
Los expertos han descartado que las jeringuillas con las que se han perpetrado los ataques estuvieran contaminadas de sustancias radioactivas, sustancias químicas tóxicas o ántrax.
CASTIGOS SEVEROS
La Policía y la Oficina de la Fiscalía del Tribunal de Urumqi informaron a última hora de ayer en una nota conjunta de que los autores de los ataques con jeringuillas recibirán un castigo severo, conforme a la ley.
Aquellos que pinchen a otras personas con jeringuillas que contengan estupefacientes o sustancias venenosas o perjudiciales podrían recibir penas a partir de tres años de prisión hasta cadena perpetua, e incluso de muerte, dice la nota.
Esos actos constituyen el delito de utilizar sustancias peligrosas para causar daño a otras personas, recogido en el Código Penal chino, que podría ser castigado con pena de muerte si las consecuencias son graves, explica.
También podrán ser detenidas y encarceladas las personas que difundan información falsa sobre los ataques con jeringuillas, alterando el orden social, advierte.
Los atacantes que se entreguen a las autoridades verán sus condenas suavizadas o incluso podrían resultar exentos de las mismas, añade. Asimismo, autoriza a los ciudadanos a capturar a los atacantes y entregarlos a la Policía.
Por otro lado, Wang anunció el envío de 7.000 funcionarios y policías a Urumqi para que contribuyan a paliar el pánico y la tensión después de que la ola de ataques con jeringuillas provocara protestas masivas, que se saldaron con cuatro muertos y 14 heridos.
El Gobierno de la región de Xinjiang ordenó el envío de 1.500 funcionarios y policías a los barrios de mayoría uigur de la ciudad después de los disturbios que estallaron el 5 de julio, en los que murieron al menos 197 personas. "Estos funcionarios han hecho un gran trabajo de educación cara a cara en las comunidades para mantener el orden social", indicó, según Xinhua.