MADRID 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
El delfín mular que vagó en solitario por las costas de la ría coruñesa de Ferrol entre 2003 y 2005 se acostumbró a la presencia de los barcos, según revelan los primeros datos de un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigación del Delfín Mular (BDRI, en inglés) y de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA) sobre el comportamiento de inmersión de un delfín mular solitario, y que recoge hoy el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
El trabajo, publicado en el 'Journal of the Marine Biological Association of the United Kingdom', incluye más de 110 horas de observación del delfín. Así, entre abril y agosto de 2005 los científicos registraron a 15 metros de altura en la costa 4.260 intervalos de inmersión y 34 intervalos de respiración.
Aunque en el 45,2 por ciento de los períodos de respiración el delfín solitario estaba cerca de los barcos, las inmersiones no variaron por la presencia o no de los botes. "No hubo ninguna interacción significativa entre la abundancia de barcos y los comportamientos antes de sumergirse", afirma el autor principal del estudio e investigador del BDRI, Bruno Díaz López.
Distintos motivos explican por qué el animal no vio el riesgo de nadar cerca de los botes. Por un lado, los científicos señalan al movimiento "lento y predecible" de los barcos, y, por otro, que las embarcaciones de pequeños pescadores "raramente se aproximaron al delfín". Los investigadores observaron que las barcas pasaban cada 20 minutos e incluyeron en el estudio únicamente las que se encontraban a menos de 100 metros del delfín.
Según Díaz López, la familiarización del animal con la situación "tiene un valor de supervivencia obvio", ya que la aclimatación permite al mamífero ignorar estímulos sin ninguna información biológica relevante, y minimiza el gasto de energía en la huida cuando se acercan los barcos. De este modo, el delfín pudo centrarse más en la búsqueda de presas para alimentarse, a tenor de los más de cinco minutos que pasaba bajo el agua.
Sin embargo, el acomodo de estos animales a la presencia humana, como ocurre con los chimpancés o las ballenas grises puede suponer un riesgo para su supervivencia. Según los expertos, la "falta de cautela" hacia los humanos, aunque sean "relaciones benignas", puede causar en los delfines solitarios y sociables "graves lesiones o la muerte".