BARCELONA, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
El aumento de las temperaturas provocará que los ecosistemas acuáticos generen más dióxido de carbono (CO2) que los ecosistemas terrestres, hasta el doble en algunos casos, según un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El estudio, que publica en 'Nature', explica este fenómeno por el flujo extra de carbono que llega a los ecosistemas acuáticos procedente de los terrestres a través de la circulación y después de las lluvias, que permite quemar más carbono del que producen mediante la respiración.
Según el investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC José Maria Moya, la respiración es un componente fundamental del ciclo del carbono y regula la concentración de CO2 en la atmósfera y el clima.
"La respiración es sensible al aumento de la temperatura: cuanto más calor haga, más grande será el metabolismo, aumentará la respiración y la producción de CO2", ha explicado.
El cálculo de este aumento de las emisiones se ha realizado mediante un análisis de los datos de tasas de respiración y de una teoría matemática, creada en este trabajo, que combina datos sobre la respiración de los organismos de diferentes ecosistemas con sus reacciones al aumento de las temperaturas.
RESPIRACIÓN ECOSISTÉMICA
El estudio analiza los datos existentes sobre respiración ecosistémica --el conjunto de todas las respiraciones individuales de los organismos en el ecosistema-- en diferentes tipos de hábitats, como bosques, suelos, ríos, lagos, estuarios y mares, y calcula qué ecosistemas respirarán más a causa de un aumento de las temperaturas.
"A corto plazo hablamos de días y semanas, todos los ecosistemas se comportan igual: el mismo aumento de temperatura provoca el mismo aumento de CO2", ha concretado.
No obstante, el factor sorprendente es lo que sucede a largo plazo porque a lo largo de un año, por ejemplo, la energía de activación de la respiración en los ecosistemas acuáticos puede llegar a ser el doble de la observada en los terrestres.
En los ecosistemas cerrados que no cuentan con una aportación extra de carbono desde otro hábitat, los organismos no pueden respirar más carbono del que fijan de la atmósfera a través de la foto síntesis, como es el caso de los ecosistemas terrestres.
Al contrario, los ecosistemas acuáticos reciben flujos de carbono fijado en los bosques y en los suelos, así como los nutrientes lavados por las lluvias que van a ríos, lagos, estuarios y mares.
Esto hace que no se vean limitados por la fotosíntesis y puedan quemar más de lo que producen, lo que se observa en prácticamente todos los sistemas acuáticos analizados.