Actualizado 02/09/2009 17:14

El ex director del centro de torturas de los Jemeres Rojos (Camboya) dice que aceptó el puesto para salvar la vida


PHNOM PENH, 2 Sep. (Reuters/EP) -

El ex director de la prisión conocida como S-21, el principal centro de interrogatorios y torturas del régimen de los Jemeres Rojos en Camboya en los años setenta, declaró hoy ante el tribunal que le juzga por crímenes contra la Humanidad que aceptó el cargo para salvar su vida y la de su familia.

Kaing Guek Eav, más conocido por su nombre de guerra 'Duch', insistió en que tenía miedo de que le mataran si no aceptaba ser el director de la prisión, pero que, aún así, pidió que le asignaran otro cometido.

"Mi familia vivía con miedo. Intenté evitar ser el jefe de la prisión, pero los líderes de los Jemeres Rojos rechazaron mis peticiones", señaló Duch ante el tribunal auspiciado por la ONU. "Hice lo que pude para sobrevivir. Trabajé duro, de diez a 14 horas al día, porque temía que me mataran", añadió.

Duch es el primer ex alto cargo del régimen de Pol Pot que está siendo procesado por este tribunal internacional, que juzgará a otros cuatro antiguos líderes de los Jemeres Rojos por los crímenes cometidos durante los cuatro años que gobernaron Camboya, periodo en el que casi dos millones de personas murieron asesinadas, por hambre o cansancio en los denominados "campos de la muerte".

Los otros detenidos son el 'número dos' de Pol Pot Nuon Chea, el ex presidente Khieu Samphan, el ex ministro de Exteriores Ieng Sary, y la mujer de éste y ex ministra de Asuntos Sociales. Pol Pot, el arquitecto de este régimen, uno de los más crueles de la historia del siglo XX, falleció en su exilio en la selva en 1998.

En su declaración, Duch, ex profesor de matemáticas que fue detenido en 1999, explicó que se unió a la revolución comunista en 1975 porque pensó que esto podría ayudar a salir de la pobreza a su familia.

Una vez más, admitió su implicación en la muerte de las 14.000 personas que estuvieron detenidas en la prisión S-21, pero aclaró que sólo cumplía órdenes. De ser hallado culpable, se enfrenta a una sentencia de cadena perpetua.

A principios de esta semana, algunos de los antiguos alumnos de Duch dieron testimonio sobre su dedicación con su trabajo como profesor y manifestaron su sorpresa por las declaraciones que se han ido entregando en el tribunal sobre los horrores cometidos en la prisión S-21.

"Era muy buen profesor, humilde y con buen corazón. Se esforzaba por enseñarnos. Vendía el material escolar a un precio bajo y nos animaba a que estudiáramos duro", explicó Tep Sok, de 61 años y alumno de Duch en la provincia de Kampong Cham en 1967.