MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
Invertir en la lucha contra el hambre es hoy en día la apuesta más segura y rentable porque, al contrario de lo que ocurre con la financiera, la crisis alimentaria tiene una solución eficaz y conocida, declaró hoy el director general de Acción Contra el Hambre (ACH), Olivier Longué.
Tan sólo 3.000 millones de euros bastarían para frenar la pandemia de la desnutrición severa y tratar a los 19 millones de niños que padecen desnutrición aguda severa en todo el mundo. "Los pequeños agricultores han sido víctimas directas de la especulación del mercado", añadió Longué en la presentación del informe 'Hunger Watch. El hambre estacional' en La Casa Encendida de Madrid.
El director de esta organización aseguró que durante el año pasado se logró una producción histórica y, aún así, la capacidad adquisitiva de los agricultores ha bajado. Según Longué, "cuando los Estados han tenido bajo su control los precios, éstos no han subido. Es una cuestión de protección estatal". Puso como ejemplo a Mali, que tiene mecanismos de intervención gubernamental para evitar el impacto de la crisis, como los almacenes de grano a los que tienen acceso las familias más pobres.
"El hambre estacional es un fenómeno que ocurre todos los años, es una situación previsible, por que también es evitable", declaró un cooperante de ACH y experto en seguridad alimentaria, Gabriel Villarubia. "Hay hambre estacional porque las familias pobres tienen pocas reservas alimenticias y por la influencia que tienen los precios sobre los alimentos", añadió.
Villarubia también desgranó las consecuencias que esta carencia de alimentos tiene sobre los agricultores. "Cuando agotan sus reservas podrían ir a comprar al mercado, pero se encuentran con el alto precio de los alimentos, que no pueden adquirir debido a su renta baja", manifestó.
Según Villarubia, a partir de este momento, los pequeños agricultores realizan una serie de estrategias, como racionar los alimentos o ajustar la calidad de la comida, lo que provoca, en parte, la desnutrición aguda severa. Para este experto en seguridad alimentaria hay soluciones posibles, como los tratamientos domiciliarios que ya se realizan en algunos países africanos. "Es un método revolucionario. Abarata muchísimo los costes y el tratamiento total asciende a los 40 euros, lo que nos permite aumentar la cobertura de los niños", informó Villarubia.
También animó a regresar a la 'revolución verde' --nombre con el que se conoce el incremento agrícola que se dio en México en la década de 1970--. "Es tan sencillo como pasar de la azada a la tracción animal en países como Angola, donde la agricultura es de subsistencia y esta innovación agrícola puede ser sencilla y sostenible, y permitiría multiplicar por seis la producción de una familia", aseguró.
Longué apuntó que esta revolución tiene que ser más respetuosa con la diversidad biológica, debe formar más ingenieros y tiene que volver "a una definición propia de la política agraria, realizando en cada país aquello que más se necesite", y subrayó que la primera causa de muerte infantil por hambre es la carencia de educación de las madres, ya que no proporcionan un cuidado adecuado a los niños. "Cuando pierden dos hijos, aprenden de sus errores y ya no pierden más", manifestó.
Por último, la organización presentó la película documental '854', dirigida por David Muñoz, que trata de mostrar el problema de la desnutrición en la zona del Sahel mediante las tres líneas de trabajo que realiza Acción Contra el Hambre: la acción tradicional de la acción de emergencia, el trabajo a domicilio y el trabajo de la seguridad alimentaria.
"Lo bueno que tendrá esta crisis es que nos afecta a todos, por lo que todos tomaremos conciencia de sus consecuencias", aseguró Longué. "Sabemos dónde están los 19 millones de niños malnutridos, y ésta es una enfermedad de carencia y de la que conocemos su solución", añadió. "El punto principal es proponer opciones a la sociedad y que ésta escoja libremente", concluyó.
