Jesuítas denuncian que los niños de RDC "temen ir al colegio por si son reclutados para luchar"

La mayor parte de los casos presentan baja autoestima, dificultad de establecer lazos afectivos y asunción de valores propios de la guerra

Europa Press Sociedad
Actualizado: lunes, 22 diciembre 2008 15:50

MADRID, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -

La responsable del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en Uvira (RDC), María Calderón, afirma que los niños congoleños "temen ir al colegio por si son secuestrados y reclutados", tanto por grupos gubernamentales como por milicias locales y grupos extranjeros, para luchar en la guerra que se libra allí desde hace diez años y que ya se ha cobrado la vida de cuatro millones de personas.

Calderón explicó en declaraciones a Europa Press, la labor que el SJR realiza en la cuidad congoleña de Uvira a través del proyecto de desmovilización y reinserción de niños y niñas soldado, que se desarrolla entorno al Centro de Tránsito y Orientación (CTO). "Nuestro trabajo se basa en acoger, formar y acompañar a todos los pequeños que están asociados a grupos o fuerzas armadas y también tenemos personas que se ocupan de sensibilizar a los señores de la guerra para acabar con esta situación", afirmó.

El SJR ha constatado que el reclutamiento "depende de varios factores" y aunque la mayor parte de las veces son secuestrados a la fuerza, "cuando van al colegio, a recoger agua o están el campo jugando con sus amigos", hay ocasiones en las que las propias familias los entregan a estos grupos de la guerra, a cambio de una compensación económica o en especies. Para Calderón es comprensible, ya que "cualquiera en las mismas circunstancia podría hacerlo", debido a la situación de pobreza y a la inestabilidad familiar y política del lugar.

Además, el desarrollo del conflicto afecta directamente al número de niños secuestrados, razón que explica la explosión de reclutamientos que Save the Children denunció el pasado mes de noviembre. "En momentos en los que aumentan las hostilidades, hay reclutamientos masivos; el aumento de los combates de los últimos meses en Nord Kivu y Sud Kivu han hecho que el índice se vea incrementado", indicó la responsable.

En el CTO los niños liberados reciben protección hasta que los pueden reunificar con sus familias o comunidades de origen, tiempo durante el que se les ofrece alojamiento, alimentación y atención médica y psicológica. "El momento en el que finalmente se reúnen con sus familiares es el más emocionante", subrayó Calderón. Gracias a los cuidados recibidos, se recuperan, "aunque la cicatriz queda para siempre, pero llega un momento en el que deja de doler y para la comunidad queda borrada por completo", añadió.

El centro, que permanece abierto las 24 horas de día, se compone básicamente de personal local, con un equipo que conoce de cerca la realidad del país y que "lucha para dar una nueva oportunidad a los niños soldado, posibilitando su vuelta a la infancia y garantizándoles un futuro sin armas". "Creemos que es muy importante la implicación de la comunidad local en el proceso de reinserción, por lo que les damos responsabilidades en el seguimiento de los niños, haciéndoles cómplices de la tarea", afirmó Calderón.

SECUELAS ALARMANTES

La situación psicológica de los pequeños liberados es variable, atendiendo a diversos factores, si el reclutamiento es voluntario o forzado, en función de la edad y del tiempo de reclutamiento. Sin embargo, según explicó Calderón, "en la mayor parte de los casos presentan baja autoestima, dificultad de establecer lazos afectivos y asunción de valores propios de la guerra". Por otra parte, las heridas físicas por mutilaciones, golpes, así como las infecciones y altos grados de desnutrición, son también habituales.

En este sentido, el uso de drogas y el sometimiento a rituales de brujería tiene mucho que ver y es asumido por los niños soldado como una forma de evasión que creen que "les hará más fuertes y duros durante el combate". Calderón recalcó que, por este motivo, es importante realizar una buena intervención psicológica a los niños, "teniendo en cuenta el contexto cultural de las comunidades del país, sin olvidar sus creencias y costumbres".

Por otro lado, aunque frecuentemente se utiliza el término de "niños soldado", la cooperante recordó que la realidad de las niñas raptadas es igual de "alarmante", pero en ocasiones no son aceptadas en los planes de reinserción. En este sentido, el CTO trabaja con ellas desde hace más de un año. "Son niñas de entre 14 y 16 años que fueron secuestadas de sus familias, para darles formación militar y ser usadas como exclavas sexuales por varios militares, luego abandonadas y con hijos, fruto de esos abusos", expuso la portavoz.

SOLUCIONES DEL GOBIERNO

Por su parte, el gobierno de RD Congo quiso tomar parte activa en la erradicación del reclutamiento de niños soldado, para ello, firmó y ratificó distintos pactos en los que se establece la edad mínima de 18 años para el reclutamiento. Asimismo, el pasado mes de enero tuvieron lugar los 'Acuerdos de Goma', con los que diversas fuerzas y grupos armados se comprometieron a liberar a los niños que se encontraban entre sus efectivos y a dejar de reclutar nuevos.

Sin embargo, para Calderón, "hay un gran paso entre la retórica y los buenos tratados, y la realidad que los niños de RDC viven cada día". En esta línea, la cooperante considera que "deben ser los gobiernos, tanto nacionales como internacionales los que se comprometan a acabar con la situación". "Las instituciones deben tienen que proponer políticas reales para acabar con la pobreza y con el conflicto que atraviesa el país", sentenció.

Finalmente la responsable del programa demandó a los gobiernos y a la comunidad internacional, en general, "que terminen de poner piedras en el camino para que la gente no caiga más y pueda por fin, caminar en paz". "El pueblo congoleño está cansado de luchar en una guerra que ellos no han iniciado y ver sufrir a su pueblo, quieren poder ofrecer a sus hijos educación, salud y un futuro feliz", concluyó Calderón.

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