Actualizado 29/05/2008 19:51

Los McCann podrían enfrentarse a 10 años de cárcel

LONDRES, 29 May. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -

El matrimonio McCann está siendo investigado por la posible negligencia cometida la noche en la que la mayor de sus tres hijos, Madeleine, desapareció de la habitación en la que dormía junto a sus hermanos en el apartamento alquilado por la familia en Praia da Luz, en el Algarve portugués, mientras sus padres cenaban junto a unos amigos en un restaurante cercano.

Según el diario británico 'The Times', el tribunal que se encarga del caso confirmó que entre los supuestos que abarca la investigación figura desde homicidio, ocultación de cadáver y secuestro hasta abandono, opción esta última que sugiere que los detectives lusos estudian las evidencias acerca de la actitud negligente de la pareja de médicos al dejar solos a los pequeños.

Una acusación que, de traducirse en cargos, podría acarrear una pena máxima de 10 años de prisión, si bien tanto Kate como Gerry McCann han rechazado desde el principio negligencia por su parte y subrayan que se encontraban a apenas 60 metros del apartamento del que aseguran que la pequeña fue secuestrada la noche del 3 de mayo del pasado año.

Además, el fallo del tribunal revela que el fiscal pretendió también tener acceso al contenido de todos los mensajes de texto y conversaciones registrados en diez teléfonos móviles, los del propio matrimonio y los de los amigos de nacionalidad británica con quienes cenaban la noche de la desaparición de Madeleine, conocidos como los 'Siete Tapas'.

Al respecto, los detectives portugueses estaban especialmente interesados en 18 mensajes supuestamente enviados a Gerry McCann desde un número sin identificar entre el 2 y el 4 de mayo del pasado año, así como en los detalles de todas las conversaciones telefónicas que el grupo protagonizó entre las 20.00 horas y la medianoche del día 3 en que Madeleine fue vista por última vez.

RECEPCIÓN ENTRE LOS McCANN

No obstante, el portavoz de la familia, Clarence Mitchell, aseguró que el padre de la pequeña no tiene conocimiento de los mensajes a los que se refiere y añadió que en los seis días transcurridos hasta la desaparición había recibido unas pocas llamadas. Además, destacó la "satisfacción" por que una de las líneas tenga en cuenta la posibilidad del secuestro y restó importancia a las demas posibilidades: "Kate y Gerry tiene todo un asesoramiento legal tanto en Portugal como en Gran Bretaña que dice que todo lo que hicieron estuvo en los límites del comportamiento razonable".

En este sentido, la desaparición de Madeleine, que estaba a punto de cumplir cuatro años, se declaró a las 22.00 horas del 3 de mayo de 2007, después de que sus padres descubriesen que no se encontraba en el dormitorio del complejo Ocean Club en el que la habrían dejado durmiendo junto a sus hermanos antes de salir a cenar junto a sus amigos en el restaurante Tapas.

DATOS CONFIDENCIALES

No obstante, todos estos datos han permanecido en secreto debido a las estrictas leyes de confidencialidad que pesan en la normativa lusa, que motivó que incluso los propios miembros de pareja, declarados en septiembre 'arguidos' --figura empleada en el país vecino para denominar a los sospechosos oficiales--, ignorase los detalles de la investigación o las evidencias barajadas en su contra.

Sin embargo, el diario británico ha tenido acceso a la sentencia judicial, que revela los movimientos realizados después de que el fiscal Magalhaes e Meneses viese cómo se le negaba el acceso a los mensajes de texto enviados entre los McCann y sus compañeros de mesa de la noche del 3 de mayo, tras pedir un "completo listado" de todas las llamadas realizadas y recibidas entre el 28 de abril, cuando el grupo llegó a Portugal, y el 9 de septiembre, cuando el matrimonio dejó definitivamente el país.

Además, también reclamó las localizaciones de los teléfonos en cada momento para permitir recrear los movimientos del grupo, una demanda también rechazada por el juez de instrucción de Portimao Pedro Frias, en base al derecho a la privacidad y a la propia legislación lusa, que no permite la injerencia telefónica de modo retrospectivo.