Actualizado 17/04/2008 20:30

Caja Inmaculada y Fundación Picarral apoyan la integración de personas con discapacidad psíquica ligera

ZARAGOZA, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Obra Social de Caja Inmaculada (CAI) y Fundación Picarral de Zaragoza firmaron hoy un convenio para apoyar la continuidad de dos programas que buscan la mayor autonomía de las personas con inteligencia límite o con discapacidad psíquica ligera. La entidad financiera aportará 12.000 euros durante el año 2008.

El primero de estos programas, 'En línea de la autonomía', establece una serie de ayudas concretas así como acompañamiento a estas a realizar gestiones económicas, administrativas o consultas médicas. Así, se les ayuda a leer las facturas o a planificar la economía, con el fin de que con estos apoyos puntuales puedan mantener una vida normal sin dejar su domicilio y sin entrar en centros especializados.

El segundo de los programas, 'Balsas', gestiona dos pisos tutelados. En cada uno de ellos viven tres personas con discapacidad psíquica. Los tutores pasan varias veces al día, sobre todo, para las comidas, y les ayudan a organizar la casa.

El director de la Obra Social de la CAI, Pedro Camarero, señaló que con el convenio firmado hoy se mantienen una serie de colaboraciones materializadas en la propia puesta en marcha de estos programas en 2004 o en la creación de empresas de empleo especial como ARAPACK, en la que la CAI participa en un 30 por ciento.

La Fundación Picarral empezó a trabajar con este colectivo en el año 1995 con la creación del Servicio Formación Picarral (SERPI), donde se les da una formación laboral, en un principio con la esperanza de poder favorecer la reinserción en la empresa ordinaria.

Con el tiempo, dada la dificultad de este tipo de reinserción, se crearon las Centros Especiales de Empleo, entre ellos CESERPI, MAIPISER y ARAPACK, donde la mayoría de los trabajadores tienen capacidad intelectual límite o discapacidad psíquica ligera. Estas empresas realizan operaciones de manipulado industriales, como embalajes, sellados, soldaduras o transportes.

Pedro Camarero destacó que las empresas tienen más reticencias para contratar personas con alguna discapacidad psíquica que física. No obstante, los discapacitados psíquicos pueden encontrar un estímulo en realizar una tarea rutinaria y repetitiva, cuando para una persona sin discapacidad supone una tarea pesada, señaló Camarero.

En el año 2004 se quiso dar un paso más, e iniciar unos programas de apoyo para propiciar la mayor autonomía posible de personas que ya tienen un empleo y una independencia económica. Estos programas son 'Acompañamiento en la vida diaria: En línea de la autonomía' y 'Balsas'.

SIN DIAGNOSTICAR.

Por su parte, la presidenta de la Fundación Picarral, Teresa Soro, señaló que hay una verdadera laguna sobre la discapacidad psíquica ligera. "No hay protocolos para diagnosticarla, no hay un mapa de afectados en España, sin conocer cuántos afectados hay y definir en qué consiste es imposible enfrentarse a ella", indicó.

Esto ha llevado a las diferentes asociaciones que trabajan con este colectivo en España a remitir un escrito al Real Patronato de la Discapacidad, y a diferentes universidades pidiendo que se investigue más sobre esta enfermedad, para conseguir que se diagnostique y que se establezcan unos baremos para definir la catalogación y se marquen estrategias de inserción eficaces.

El hecho de que no presenten ningún rasgo físico, dificulta muchas veces que se diagnostique y que se trate de "vagos" a niños y jóvenes que tienen "dificultades psíquicas reales", dijo Soto. La personas con inteligencia límite se caracterizan por tener un cociente intelectual situado entre 75 y 80. Además presentan déficit en la capacidad adaptativa en comunicación, cuidado personal, vida doméstica, habilidades sociales, o adaptación al trabajo.

Además, presentan problemas y lentitud en el aprendizaje tanto conceptuales como emocionales. La falta de iniciativa y su limitada capacidad para generar mecanismos racionales, se manifiesta en un desfase entre la edad que tienen y su comportamiento, propio de una edad muy inferior.

Pero el grado de dependencia que generen depende de cuándo se empiece a trabajar con ellos con mecanismos de inserción especiales, apoyo puntual y formación especializada."Cuánto antes se diagnostique la discapacidad y se empiece a trabajar de manera especial en su educación, más independiente y capacitada será la persona", apuntó Soro.

Sin embargo, especialmente en esta etapa temprana, crítica para la identificación de la discapacidad, las personas con inteligencia límite viven en todos sus ámbitos en una difusa y difícil frontera entre la normalidad y la discapacidad, debido a la ausencia de un instrumento adecuado de diagnóstico.