Actualizado 09/06/2009 15:52

El cambio climático podría acabar con municipios de la Costa Brava, según Greenpeace

BARCELONA, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -

El cambio climático y el consiguiente aumento del nivel del mar podría hacer desaparecer en 800 años parte del Golf de Roses, la desembocadura del río Ter y poblaciones de la Costa Brava como Sant Pere Pescador, Empuriabrava, L'Escala, L'Estartit, Pals y Blanes.

Esta es una de las conclusiones del informe 'La crisis del clima. Evidencia del cambio climático', que Greenpeace presentó hoy en Barcelona a bordo del barco Rainbow Warrior, donde hoy también celebrará una fiesta para conmemorar sus 25 años de existencia.

El estudio señala que en España la temperatura ha aumentado una media de 1,5 grados, cifra que es más del doble que la global. Además, la década de los 90 fue la más cálida desde que existen registros en Catalunya y las previsiones son de un aumento de entre 2 y 6 grados para 2100, aunque en la zona del Mediterráneo puede ser mayor.

El nivel del mar ha aumentado entre dos y tres milímetros cada año en la costa norte de España y las previsiones de futuro para el Mediterráneo son de hasta 20 centímetros, lo que implicaría que por cada centímetro de aumento del nivel del agua desapareciera un metro de la línea de costa, cosa que provocaría la desaparición de poblaciones de la Costa Brava.

El Delta del Ebro es una de las zonas más vulnerables de la Península Ibérica. Por ejemplo, las alteraciones del oleaje pueden provocar la desaparición del 70 por ciento de las playas, la salinización de la zona y la consiguiente afectación a los ecosistemas tanto vegetales como marinos.

En la zona del Montseny se está observando la migración latitudinal de los bosques de haya, algo que, según Greenpeace, puede ser "letal" si las especies no pueden dispersarse libremente.

EFECTOS ECONÓMICOS

Muchos de estos factores afectan directamente al sistema económico de Catalunya y especialmente al turismo tanto de playa como de montaña. En primer término, el aumento de olas de calor, del nivel del mar, la proliferación de medusas y la disminución de los recursos hídricos está haciendo disminuir el índice de confort turístico de España.

En la montaña, la cota de nieve está aumentado y las previsiones indican que esto podría provocar el cierre de todas las pistas de esquí por debajo de los 2.000 metros de altitud en las próximas décadas y la temporada puede quedarse reducida a los meses de enero y febrero.

La industria vinícola también está sufriendo consecuencias, ya que la vendimia se ha adelantado como consecuencia de los cambios en el clima y esto afecta al color, gusto y grado del vino. Según Greenpeace, el calentamiento amenaza con superar la temperatura límite a partir de la cual la calidad del producto queda afectada.

Ante todas estas evidencias, la organización instó hoy a la Generalitat a asumir los objetivos de reducción de emisiones del 40% para 2020 en el marco de la cumbre de Copenhague, de la que surgirá la estrategia sustituta del Protocolo de Kyoto. También pide que reduzca la demanda un 20% para 2020 respecto a 2050, que ese mismo año la demanda eléctrica se abastezca con energía renovable, que se oponga a la comercialización de energía térmica y a la instalación de nucleares, entre otras propuestas.

Todas estas reclamaciones deberían incluirse en una Estrategia para una Catalunya Renovable. La directora de Greenpeace en Catalunya, Ana Rosa Martínez, explicó que en los próximos días se reunirán con el conseller de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat, Francesc Baltasar, y con representantes de los partidos políticos de los grupos parlamentarios catalanes.