Actualizado 26/02/2008 15:40

La cooperante navarra Alicia Beguiristain trabaja en Niger formando al personal que atiende a niños desnutridos

PAMPLONA, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -

La cooperante navarra Alicia Beguiristain acaba de regresar de Niger tras una estancia de cinco meses formando al personal que atiende a niños desnutridos. Tras su experiencia, afirmó que "el reto profesional es importante pero, sin una vocación fuerte, es imposible trabajar como cooperante".

Alicia Beguiristain nació en Pamplona hace 34 años, estudió enfermería y, tras trabajar once años en España y Francia y colaborar con diferentes ONG, decidió formarse en cooperación internacional, medicina tropical, VIH y nutrición, así como aprender inglés y francés.

Tras dos años de preparación, finalmente el año pasado llegó la oportunidad de salir al terreno. "Sabía que para trabajar como cooperante no bastaban las ganas", afirmó para añadir que "hay gente muy preparada y yo tenía que aprender idiomas y especializarme para poder acceder a un puesto de trabajo, por lo que decidí irme a París y además hacer un curso a distancia de VIH".

Alicia Beguiristain ha estado trabajando durante cinco meses en Mayahi, una de las regiones más pobres de Níger. Cinco o seis extranjeros, trabajadores de organizaciones, conviven allí con nigerinos en un entorno rural donde internet o la televisión llegan cuando y como quieren y comunicarse se hace complicado porque muy pocos hablan francés.

Allí, Beguiristain trabajó como formadora del personal local que gestiona las visitas a domicilio para detectar la desnutrición en niños menores de cinco años. "Entre todos formábamos a más de 1.000 voluntarios que van casa por casa midiendo a los niños para saber si están desnutridos. Esto permite prevenir la desnutrición severa y sobre todo llegar a muchos más niños que antes", explicó.

Las cifras hablan por sí solas: tan sólo en el mes de noviembre, los voluntarios atendieron a 34.989 niños, de los cuales 553 padecían desnutrición aguda moderada. Han sido unos meses "duros" pero gratificantes para Beguiristain, que afirma que "el trabajo del cooperante es muy intenso y agotador, por eso, sin una vocación fuerte que te anime a seguir adelante, estoy segura de que se haría imposible".

Asimismo Alicia Beguiristain afirmó que con todo lo vivido se queda "con el recuerdo de estar todos sentados, profesores y alumnos, descalzos, bajo un árbol, trabajando por la comunidad y con un sentido de la igualdad y unas ganas de saber admirables".

Tras una estancia en Pamplona, tiene claro que volverá a irse, el destino no le importa, "mi única condición es la de poder estar en contacto con la gente, trabajar por y con la comunidad local".

Por último, y sobre su experiencia en Niger dijo que "tenía que verlo, sentía que tenía que trabajar en el país más pobre del mundo". Allí, añadió, se encontró "con una gente muy digna, llena de honor, que sabe disfrutar de la vida a pesar de tener la muerte tan cerca", concluyó.