PARIS, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
La organización ecologista Greenpeace reveló hoy estar detrás de una campaña bautizada como 'SarkObama' que desde hace una semana ha llenado las estaciones del metro de París de carteles con la estética y el eslogan usado en la campaña de las elecciones norteamericanas por el hoy presidente electo, Barack Obama, pero en la que el rostro que se puede ver es el del presidente francés, Nicolas Sarkozy.
El objetivo de la operación es presionar al presidente en ejercicio de la Unión Europea, en vísperas de la cumbre que los 27 celebrarán la próxima semana en Bruselas, para lograr de sus socios comunitarios la aprobación del denominado paquete 'clima/energía' con el que poder hacer frente al cambio climático. "Señor presidente, el clima, es ahora!", reza el mensaje de Greenpeace en el que también se puede leer 'Reducir un 30% las emisiones de gas de efecto invernadero en Europa?. Si, usted debe!'.
Así pues, emulando el 'Yes, we can!' que popularizó Obama en su carrera hacia la Casa Blanca, la organización ecologista pretende "despertar la curiosidad del gran público y hacer el mayor ruido posible" sobre lo que consideran un acontecimiento "esencial" que hoy, se lamentan, "no interesa a mucha gente", como es la inminente adopción del paquete 'clima/energía', según declara Pascal Husting, director general de Greenpeace Francia.
A su juicio, obligar a las empresas contaminantes a pagar, crear tres millones de empleos no deslocalizados en Europa o ahorrar 1.000 euros al año por hogar es posible si Europa se dota de una reglamentación ambiciosa. Pero Greenpeace teme que el paquete 'clima/energía' está lejos de ser una realidad.
"El presidente francés tiene una gran responsabilidad. Ha dejado que los Estados miembros se aferren a sus intereses nacionales a corto plazo en lugar defender alto y fuerte el interés colectivo y los imperativos de la lucha contra el cambio climático", se queja Husting. "Con él, es Navidad todos los días: el derecho a contaminar gratis para las centrales de carbón polacas o los 30 gramos de CO2 por kilómetro regalados a los constructores alemanes Mercedes y BMW", prosigue.
