BEIJING, 11 Mar. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -
Varios centenares de lamas acudieron hasta la capital de Tíbet, Lhasa, en protesta por la represión que Beijing está ejerciendo en la zona y para pedir la liberación de los monjes encarcelados el año pasado cuando celebraban la concesión al Dalai Lama de la medalla del Congreso estadounidense. Además, los monjes conmemoran así el fracasado intento de levantamiento contra el Gobierno chino ocurrido hace casi medio siglo, en 1959.
Los hechos ocurrieron ayer, según ha dado a conocer Radio Free Asia, y han sido confirmados hoy por el presidente de la región, Qiangba Puncog, que asiste estos días en Beijing a la reunión anual del Parlamento chino. De acuerdo con el responsable, los participantes en el "encuentro", más de 300 según reconoció, entraron en la ciudad en grupos y fueron "posteriormente persuadidos para marcharse en paz".
"No se produjo ningún disturbio a la estabilidad social", aseguró Qiangba Puncog, que afirmó que los monjes habían llegado "instigados por ciertos individuos". "Para evitar conflictos innecesarios, les persuadimos y se marcharon en paz", agregó.
Los hechos también fueron confirmados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, cuyo portavoz, Qin Gang, comentó hoy en una rueda de prensa rutinaria que "los departamentos implicados manejaron la situación de acuerdo con la ley", y que el Gobierno seguiría "golpeando duro todas las actividades ilegales y delictivas".
La versión de lo ocurrido ofrecida por Radio Free Asia, sin embargo, difiere de la oficial. Según este medio, entre 50 y 60 monjes fueron detenidos en uno de los controles policiales.
"Testigos han afirmado haber visto alrededor de diez vehículos militares, diez coches de policía y varias ambulancias. No existe información disponible sobre adónde fueron ni qué hacían ahí las ambulancias", señaló la radio.
Los actos en recuerdo del fallido levantamiento tibetano se celebraron no sólo en Lhasa, sino en numerosos rincones de todo el mundo, y parecen ser un anuncio de lo que se le avecina a Beijing ante la celebración de sus Juegos Olímpicos en agosto.
De momento, las presiones del Gobierno chino están empezando a dar resultados a nivel diplomático al menos, ya que jóvenes tibetanos denunciaron ayer en Olimpia, donde pretendían organizar una ceremonia que marcara el relevo de la antorcha por la libertad de Tíbet, que la Policía griega les había impedido el paso al recinto histórico, y habían sufrido el acoso de agentes chinos.
Mientras, en India, la policía frustró, también ayer, a varios exiliados que pretendían iniciar una marcha en protesta por la celebración de los Juegos Olímpicos en China y llegar hasta la frontera con Tíbet. Aunque India ha mostrado su apoyo espiritual al exilio tibetano, en los últimos años se ha distanciado por temor a ver afectadas sus relaciones con Beijing.
Sin embargo, y pese a los intentos del Gobierno chino de asociar a Tíbet a complots y actividades terroristas, como ha hecho esta semana al denunciar el intento de sabotaje de un avión por parte de unas jóvenes de Xinjiang (la otra región del país, con población autóctona no china y una fuerte identidad nacional, y cuyos movimientos independentistas Beijing liga con Al Qaeda), el movimiento pacífico de liberación liderado por los tibetanos sigue contando con un fuerte respaldo en Occidente.
De momento, y a la espera de nuevas actividades de protesta, el Estado chino mantiene bajo una férrea vigilancia a cualquier sector, desde religiosos hasta intelectuales o extranjeros, sospechoso de tener simpatías con la causa.