MADRID 5 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los refugiados que viven en el territorio africano de Sahara viven alrededor de basura acumulada hace 30 años y sus animales se alimentan de ella. Además, cada saharaui produce aproximadamente 0,2 kilogramos de desechos al día, mientras que la media en Europa es de dos kilos, pero el efecto negativo alcanza "mayores dimensiones" debido a las carencias existentes, según informó hoy el Movimiento por la Paz (MPDL), en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.
En ese contexto, MPDL organizó junto con el gobierno de la 'wilaya' (subdivisión administrativa) de Smara, el I Encuentro de Celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, para concienciar a los habitantes saharauis sobre la necesidad de proteger su entorno para mejorar sus condiciones de vida.
Según la organización, los lugares destinados a arrojar las basuras solían estar alejados de los núcleos de población y ya no lo están debido al crecimiento de los campamentos, en los últimos años. A esto se suma la aparición de insectos y aguas estancadas, que se convierten en fuentes de enfermedades.
El problema también afecta a los animales, debido a que aumenta la mortalidad porque comen basuras y plásticos. Como consecuencia, surge un perjuicio en la dieta y la economía de las familias saharauis. "Nos encontramos ante un problema de salud y ambiental, que además repercute en la habitabilidad y planificación de las 'wilayas'", asegura MPDL.
Las temperaturas extremas, la cantidad de horas diarias de exposición al sol, la falta de agua, y los focos de contaminación dispersos y cercanos a la población empeoran aún más la calidad de vida de la población, según los responsables.
En este sentido, el proyecto piloto de la ONG comenzó en la 'wilaya' de Smara y este año se extenderá a El Aaiun, porque es la segunda en número de habitantes, y una de las más problemas tiene con la recogida y el tratamiento de las basuras.
La iniciativa de MPDL incluye la selección de la maquinaria adecuada para recolectar basura, la habilitación de un vertedero para tratar los residuos sólidos y el estudio de posibilidades de reciclaje en el mercado argelino. Entre otras cosas, también contempla una línea de trabajo para generar los cambios de hábitos entre la población, especialmente, niños y jóvenes.