El tráfico de seres humanos en Camboya aumenta en paralelo al incremento del precio de los alimentos

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 17 septiembre 2008 19:32

MADRID, 17 Sep. (EUROPA PRESS) -

El tráfico de personas en Camboya aumenta en paralelo al incremento de los precios de los alimentos y del combustible, de acuerdo con los trabajadores humanitarios en el país, quienes aseguran que los hombres, las mujeres y los niños son susceptibles a esta trata, tanto dentro como fuera del país, generalmente para su explotación laboral.

"Las redes de traficantes logran atrapar cada vez más a los jóvenes desconfiados que caen por la atracción de una vida mejor y de unos ingresos seguros", declaró el coordinador del Proyecto Interno de la ONU sobre el Tráfico Humano (UNIAP), Lim Tith.

El director ejecutivo de la ONG Coalición para tratar el Tráfico y la Explotación Sexual de Niños en Camboya (COSECAM), Vicheth Tuon, afirmó que "el tráfico es un gran problema en Camboya. Va a llegar a ser un tema crítico que necesita ser abordado, de forma coordinada y global". Algunas mujeres y niños son reclutados del campo por criminales e inducidos al comercio sexual en Phnom Penh, Siem Reap y Sihanukville, mientras que otra parte termina en el servicio doméstico, trabajando en fábricas o como mendigos.

"Vine a Phnom Penh a trabajar en un restaurante", declaró Pong Ly Kaeng, de 22 años, a la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN. "El propietario llegó a nuestra aldea de Svay Raeng y prometió a mi hermana que se ocuparía de mí y me pagaría un buen salario, por lo que me fui con él. Pero me dejó cuando el propietario intentó que practicara el sexo con un cliente. Entonces uno de mis primos me encontró un trabajo en un bar, pero no duermo con todos mis clientes", manifestó Ly Kaeng.

Estas historias son comunes entre las chicas que trabajan en la industria del espectáculo en la capital, como en los clubes de karaoke o en los burdeles, entre otros lugares. "Al menos el 20 por ciento de los trabajadores sexuales de Phnom Penh provienen de la trata de seres humanos", afirmó Lim. "Es difícil estimar el número de personas que lo sufren en esta ciudad y cuyo destino es ser explotados como trabajadores sexuales, pero es un flujo continuo, probablemente entre 200 y 500 personas al mes", añadió.

TRÁFICO DE PERSONAS FUERA DEL PAÍS

Pero también hay informaciones de mujeres que sufren el tráfico humano y que terminan fuera del país. "Hace unos pocos años había pocos casos de mujeres que eran trasladadas hasta Kuwait y Arabia Saudí para llegar a ser trabajadores sexuales. Por supuesto hay muchas mujeres vietnamitas que provienen del sur de Vietnam y son obligadas a trabajar en la industria del sexo de Phnom Penh", declaró Lim.

Muchas de ellas son menores de edad, según aseguró a IRIN un trabajador humanitario que evalúa la situación. Otro tema preocupante es el de los niños que sufren esta trata de seres humanos y son llevados hasta Tailandia y Vietnam para trabajar como vendedores callejeros o como mendigos. La mayoría de las chicas que venden flores en los distritos de 'luz roja' de Bangkok --zona, barrio o distrito donde se concentra la prostitución u otros negocios relacionados con la industria del sexo-- proceden de Camboya, incluida Kimmi, de siete años, que vende rosas desde hace más de dos años, después de que su padre la vendiera a un traficante por 50 dólares (más de 32 euros).

Los niños camboyanos, especialmente los que viven en las provincias occidentales, son víctimas del tráfico hacia Vietnam para mendigar y, en menor medida, para trabajar como basureros en la ciudad de Ho Chi Minh. "Los niños discapacitados son especialmente vulnerales, ya que se cree que son más efectivos para conseguir limosna", añadió Lim, quien aseguró que se trafican más de 700 niños cada mes a través de la frontera.

TRABAJO BARATO

La mayoría de los camboyanos que sufren esta trata de personas terminan en talleres clandestinos, en el trabajo de la construcción, en pesqueros de arrastre y en el servicio doméstico, principalmente en Malasia, Tailandia y Taiwán. "Una de nuestras preocupaciones son los hombres camboyanos que sufren el tráfico de personas para trabajar en barcos pesqueros en malasia y Tailandia", aseguró Lim.

La media del tráfico de personas alcanza la cifra de 4.000 personas cada año, que pasa a través de una red, desde un reclutador local a otro en Phnom Penh o en la ciudad fronteriza de Poipet, hasta un traficante en Tailandia y entonces son vendidos a un barco, explicó. Las condiciones de estos barcos, que realizan salidas al mar que duran más de seis meses, son intolerables, con muy pocas condiciones de seguridad.

"Una vez en el pesquero, la vida es insoportable; tenemos muy poca comida y somos golpeados a menudo", explicó un antiguo pescador camboyano, Kong. "La situación es tan mala que sólo hay dos opciones, o suicidarse o saltar del barco", añadió.

De acuerdo con la ONU, más de 200.000 camboyanos que han sufrido el tráfico de personas trabajan actualmente en fábricas y en barcos en Malasia y Tailandia. "La situación permanece crítica, y el hecho de que sea un comercio oculto lo hace más difícil para el Gobierno y para los trabajadores humanitarios", declaró el coordinador de COSECAM, Tuon.

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