NUEVA YORK, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
La directora general de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de Naciones Unidas (UNESCO), Irina Bokova, ha solicitado este jueves la apertura de una investigación en torno a las circunstancias de la muerte del bloguero iraní Sattar Beheshti, que falleció a principios de noviembre cuando se encontraba bajo custodia.
Beheshti fue detenido el 30 de octubre, presuntamente por agentes del cuerpo de la Policía encargado de las investigaciones en torno a delitos cibernéticos, en su vivienda en Robat Karim, al suroeste de Teherán. El 6 de noviembre, la familia del bloguero fue informada de su fallecimiento en la prisión de Kahrizak, en Teherán.
"Estoy muy preocupada por la muerte en prisión de Beheshti. Solicito a las autoridades que investiguen su caso y las exactas circunstancias de su muerte", ha manifestado Bokova.
"Es esencial el respeto de los ciudadanos y periodistas profesionales a hablar y escribir sin temer por sus vidas. La libertad de expresión es un derecho básico y un elemento esencia de la democracia, la buena gobernanza y el respeto a la ley", ha agregado.
Aún no se han esclarecido el momento o las causas de su fallecimiento, pero una protesta presentada por Beheshti ante las autoridades carcelarias de la prisión de Evin en las que denunció haber sido golpeado indican que el motivo de su muerte podría ser las torturas a las que supuestamente fue sometido durante su detención. Según informaciones publicadas por diversos medios, Beheshti fue colgado por sus muñecas del techo, entre otras cosas.
La víctima, que no contaba con especial reconocimiento entre los blogueros iraníes, tenía un blog llamado 'Mi vida por mi Irán', en la que era abiertamente crítico con el Ejecutivo. El día antes de su arresto publicó una entrada en la que anunció haber recibido una amenaza por sus publicaciones. "Me enviaron un mensaje diciendo: 'Di a tu madre que estará vistiendo de luto pronto porque no cierras tu bocaza'", dijo Beheshti.
El Parlamento iraní anunció la semana pasada que creará una comisión de investigación para esclarecer el fallecimiento. El caso ha sido recogido por otras organizaciones como Derechos Humanos Irán, una de las pocas organizaciones de defensa de los Derechos Humanos que funcionan en el interior del país, y ha sido muy criticado por las potencias occidentales.
Este mismo jueves, los relatores especiales de Naciones Unidas para Derechos Humanos en Irán, Ahmed Shahid; ejecuciones sumarias, Christof Heyns; tortura, Juan E. Méndez; y libertad de expresión, Frank LaRue; han dado la bienvenida a dicha decisión, al tiempo que han apuntado que el alto número de fallecimientos de reos en el país se debe a malos tratos, torturas, falta de atención médica o negligencias.
"Debe haber tolerancia cero con la tortura. Es imperativo que la gente que esté potencialmente involucrada en la ejecución de estos crímenes sea investigada y llevada ante la justicia, ya que no hacerlo alienta una cultura de impunidad", ha dicho Shahid.
Por su parte, Heyns ha destacado que "cuando una persona muere por heridas sufridas bajo custodia, existe una presunción de culpabilidad del Estado". Asimismo, ha hecho un llamamiento a investigar de forma exhaustiva y en base a la legislación internacional este tipo de fallecimientos.
Asimismo, Méndez ha urgido a Teherán a "garantizar que se abre una investigación en cada caso de fallecimiento por presuntas torturas o actos crueles, inhumanos o degradantes en sus dependencias carcelarias".
A esta petición se ha sumado LaRue, que ha criticado además las "duras sentencias emitidas contra periodistas y blogueros, en juicios en los que los acusados no contaron con un juicio justo", casos que ha puesto como ejemplo de "restricciones severas de la libertad de expresión y opinión".
Por último, los cuatro relatores han pedido a Irán que libere a todos los periodistas y blogueros que han sido encarcelados en contra de los artículos 9 y 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR) y que les garantice la entrega de una compensación.
El Gobierno iraní reconoció que al menos tres detenidos murieron en la prisión de Kahrizak como resultado de torturas y malos tratos tras su arresto durante la represión de las protestas contra los resultados de las elecciones presidenciales de 2009.