MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una resolución adoptada por el Consejo de Ministros afgano, dirigido por el presidente del país, Hamid Karzai, ha proscrito la mendicidad callejera y ha dado órdenes al Ministerio del Interior para que arreste a los mendigos y los envíe a orfanatos o a casas dirigidas por la Sociedad de la Cruz Roja afgana.
"Ninguna persona, ya sea hombre o mujer, debería ser mendigo, y los niños y otras personas no deben ser utilizados para este propósito", se lee en un comunicado publicado por la oficina presidencial el pasado lunes, informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
"Para respetar la dignidad humana, asegurar el orden social y, a la luz de las leyes islámicas y nacionales, se han adoptado algunas medidas para erradicar la mendicidad, que deshonra al pueblo afgano", continúa el comunicado.
Se desconoce el número exacto de mendigos callejeros, pero el fenómeno es común en las zonas urbanas. La mayoría de mendigos en las calles de Kabul son niños, mujeres, discapacitados o ancianos. Los responsables gubernamentales aseguran que son víctimas del crimen y de la explotación y, en ocasiones, participan en situaciones violentas con un comportamiento antisocial. Los menores que mendigan son especialmente vulnerables al abuso sexual y al contrabando de drogas, según los expertos.
"No todos los que mendigan en las calles son realmente mendigos", según declaró a IRIN el viceministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Golam Gaws Bashiry. "Primero identificaremos a los que realmente son mendigos --aquellos que no tienen otra forma de supervivencia-- y entonces les enviaremos a las 'Marastoons'", añadió, en referencia a las casas que dirige la Sociedad de la Cruz Roja.
Bashiry señaló que la mendicidad es una actividad lucrativa para aquellos que no son mendigos. "Encontramos más de 1.000 dólares en alguno de estos mendigos cuando intentamos sacarle de la calle el año pasado", afirmó. El proceso para distinguir a los mendigos reales de los falsos llevará varios meses, añade IRIN.
Afganistán está catalogada por el Programa para el Desarrollo de la ONU como el quinto país menos desarrollado en todo el mundo; casi la mitad de su población, que alcanza los 26,6 millones de personas, vive con menos de dos dólares al día, de acuerdo con las agencias humanitarias.
Más del 40 por ciento de los afganos tiene que enfrentarse a la inseguridad alimentaria, y el Programa Mundial de Alimentos (PAM), intenta alimentar a cerca de ocho millones de personas, que se encuentran entre los más vulnerables.
