¿Alguno de vosotros conoce la proteína llamada Leafy? ¿Sabíais que, sin ella, no existirían flores en la naturaleza? De hecho, para que se desplieguen los pétalos, los pistilos o los estambres, esta proteína debe entrar en acción y activar los genes de la planta responsables del florecimiento. Pero, para tener su efecto, debe asociarse con otras proteínas. Sola, no logra nada. Colaborando, desencadena la producción de una flor. Este descubrimiento científico sobre lo que ha permitido que aparezcan flores en la Tierra también es el resultado de la colaboración entre biólogos españoles, franceses, alemanes y suecos. Otra forma ejemplar de cooperación científica.
Unirse para lograr un objetivo común, en esto consiste la colaboración. Algo que el 5 de junio, fecha en la que festejamos el Día Mundial del Medio Ambiente, deberíamos celebrar. Porque la colaboración está a la base del desarrollo y supervivencia de las especies. También garantiza el buen funcionamiento y el equilibrio de los ecosistemas. Y la naturaleza nos da muchos ejemplos: las termitas o las abejas se han organizado en sociedades desde hace varias decenas de millones de años. A veces, incluso, los animales de diferentes especies cooperan entre sí. En la África subsahariana, el búfalo del cabo, por ejemplo, da cobijo al picabueyes en su lomo y espanta a sus posibles atacantes. Otras veces, existe colaboración entre animales y especies vegetales. Así, las hormigas cortadoras de hojas se alimentan de los cuerpos fructíferos de hongos que cultivan ellas mismas, trayéndoles material de plantas recién cortadas para que ellos crezcan. Un ejemplo perfecto de mutualismo.
Y es que las hormigas son un ejemplo asombroso. Su presencia en la naturaleza y sus acciones sobre el medio ambiente son esenciales para el buen funcionamiento de los entornos que habitan. Y una de las claves de su éxito ecológico es, sin duda, la cooperación. Solidaridad, pase lo que pase. Una ley intangible que permite que las hormigas realicen proezas.
Espíritu de equipo, colaboración, solidaridad, todos estos valores s encuentran también en la sociedad humana. Al igual que elefantes, delfines o grandes simios, la importancia de la cooperación dentro de la especie nos ha convertido en lo que somos. Millones de años de ayuda mutua han hecho que nuestra capacidad de cooperar y convivir crezca.
También ha evolucionado nuestra relación con nuestro entorno, y esto es otra cosa que debemos celebrar, especialmente hoy. Porque, sin lugar a duda, podemos alegrarnos de ver que la concienciación sobre la importancia de cuidar de nuestro entorno ha calado en muchos de nosotros. Ya tenemos claro que la buena salud del planeta depende de todos nosotros.
Y esto lo decimos con conocimiento de causa, porque desde hace más de cinco años hemos visto crecer un proyecto como LIBERA y hemos visto cómo, primero, decenas, luego cientos, miles, y finalmente decenas de miles de voluntarios se movilizaban, se involucraban en esta aventura y ponían todas sus energías en hacer de ella un éxito.
En total, más de 100.000 personas que, en alguna ocasión a lo largo de estos años, se han movilizado y han decidido contribuir a hacer que las playas, los ríos, los bosques y los mares de todo el país queden libres de basuraleza. 100.000 personas que han decidido implicarse personalmente, pero también compartir, difundir y hacer que más voluntades se sumen a este gran movimiento social.
Gracias a todos ellos y ellas, contamos con la implicación de la comunidad científica para seguir investigando sobre la afectación de la basuraleza en todos los ecosistemas. Gracias a ellos, administraciones públicas están involucradas en el proyecto. Gracias a ellos, el sector industrial está apostando soluciones sostenibles. Gracias a ellos, la comunidad educativa y las organizaciones ambientales están trabajando para buscar un cambio de hábitos. En total, cerca de 2.000 entidades científicas, educativas y divulgativas y de la Administración Pública forman parte de la red de colaboradores de LIBERA. A todos, gracias.
Aquí, otra vez, el secreto está en la colaboración y la corresponsabilidad para no abandonar ningún residuo, consumir de manera responsable, reducir, reutilizar, reciclar. El secreto está en la cooperación para cambiar hábitos, informar y educar en el cuidado y el respeto de los espacios naturales. El secreto está en la solidaridad para que todos podamos formar parte de este movimiento. Todas las generaciones, y especialmente los más pequeños, los verdaderos actores del cambio.
Hemos visto que tenemos mucho que aprender de la naturaleza y que, imitándola, todos, como sociedad, avanzamos hacia un camino más esperanzador. Sigamos aprendiendo de ella. Sigamos inspirándonos en el espíritu de colaboración de las hormigas para realizar pequeñas hazañas que nos ayuden a contribuir al buen funcionamiento de los ecosistemas. Nosotros seguiremos, sabiendo que podemos contar todos vosotros. La próxima cita, el 11 de junio, con '1m2 contra la basuraleza', la mayor recogida de basura en entorno naturales organizada en nuestro país. Sin duda, un gran ejemplo de colaboración para el bien común.
Tribuna por el Día del Medio Ambiente. Autores:
Nieves Rey, directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes.
Federico García, coordinador del área social de SEO/BirdLife.
