"5 de diciembre: celebrando el voluntariado que mueve el mundo". Por Fundación Lealtad

Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad

- FUNDACIÓN LEALTAD

   Diciembre llega cada año cargado de esa mezcla de prisas, balances y preparación para las fiestas. Entre todo ese bullicio, hay una fecha que suele pasar desapercibida y, sin embargo, nos recuerda algo que no deberíamos pasar por alto: el 5 de diciembre, Día Internacional de los Voluntarios.

   Naciones Unidas lo estableció en 1985 y, desde entonces, se ha convertido en un recordatorio mundial de algo muy simple y profundo: millones de personas sostienen, cada día, la vida de otras sin pedir nada a cambio. Según el Informe sobre el Estado del Voluntariado en el Mundo 2022: Crear sociedades igualitarias e inclusivas, 862,4 millones de personas mayores de 15 años realizaron actividades de voluntariado cada mes en el mundo. La mayor parte del trabajo fue informal, realizado por comunidades, y representó al 14,3% de la población mundial, mientras que el voluntariado formal alcanzó al 6,5%.

   Si miramos a España, los datos del Barómetro del Voluntariado en España 2024 confirman algo que desde Fundación Lealtad percibimos con claridad: somos un país solidario, diverso y constante en su compromiso social. Casi la mitad de la población mayor de 14 años, un 48,5%, colabora de alguna manera con una entidad social. Y aunque la donación (económica o en especie) sigue siendo la forma más habitual de participación, con un 43,4%, el voluntariado mantiene un peso muy significativo: más del 10% de la ciudadanía dedica tiempo a una causa concreta.

   Cuando uno trabaja diariamente con ONG, sabe que detrás de cada cifra hay una historia. Y lo que más me llama la atención es que casi la mitad de quienes colaboran con una organización lo hacen también con otras. No es un gesto puntual, sino una forma de implicarse en la sociedad.

   El perfil sociodemográfico de las personas voluntarias también está evolucionando. La colaboración, en sentido amplio, mantiene una ligera feminización --por cada hombre que colabora hay 1,1 mujeres-- y esta tendencia se acentúa en el voluntariado formal, donde el 52% de las personas voluntarias son mujeres. Quienes visitan con frecuencia aulas, talleres, hospitales, centros de día o comedores sociales lo ven reflejado en la práctica.

   La edad dibuja otra tendencia relevante: las personas de más de 45 años son quienes más colaboran, pero los jóvenes son quienes más se incorporan cada año. Esta combinación -las generaciones mayores sostienen, las jóvenes renuevan- es, a mi juicio, una señal esperanzadora sobre el futuro de la solidaridad en España.

   El nivel educativo y laboral aporta una pista adicional: el 54% de las personas voluntarias tiene estudios universitarios y la mitad está trabajando. Este dato desmonta de manera elocuente la idea de que "no tengo tiempo". El voluntariado no compite con la vida: la completa.

   En nuestras 307 ONG Acreditadas trabajan 112.350 voluntarios frente a 34.190 empleados, lo que significa que, de media, los voluntarios representan el 57% del total de recursos humanos, es decir, 1,3 voluntarios por cada empleado. Este peso es aún mayor en las organizaciones más pequeñas, donde llegan a ser 3,3 voluntarios por empleado, mientras que en las ONG más grandes se reduce al 41%. También varía según el tipo de entidad: las fundaciones alcanzan un 59% de voluntariado frente al 55% de las asociaciones, y las ONG de cooperación al desarrollo un 70% frente al 55% de las de acción social. Estos datos ponen de manifiesto la importancia de los voluntarios como pilar del Tercer Sector.

   Su labor es diversa y esencial: ocio y acompañamiento a beneficiarios (52%), tareas administrativas (44%), captación de fondos (36%) y actividades formativas (32%). En las ONG grandes predominan las tareas administrativas (72%), mientras que en las pequeñas se diversifica e incluye roles de responsabilidad (9%) y desplazamientos a terreno (9%). Las ONG de cooperación destacan en tareas administrativas, captación de fondos y viajes a terreno, y las de acción social en ocio y actividades formativas. Estos datos muestran no solo el peso del voluntariado, sino también su relevancia diaria para el funcionamiento de las organizaciones.

   Sin embargo, las cifras también nos recuerdan los retos. Para seguir trabajando en el reconocimiento y promoción de la acción voluntaria, es fundamental comprender las razones por las que algunas personas no participan. Como señala el Barómetro 2024, las principales razones son la falta de tiempo debido a las cargas laborales o la incompatibilidad horaria (43%), las responsabilidades familiares (21,2%), el descontento o desconfianza hacia las entidades (16,9%) y el desconocimiento y la falta de información (13,2%). Como directora general de Fundación Lealtad, estos últimos puntos me interpelan de manera especial, ya que la confianza es el principal activo del Tercer Sector: sin confianza no hay participación, ni donación, ni voluntariado.

   Por ello, es fundamental ofrecer información verificada y analizar la misión, actividad, gobernanza, financiación, uso de fondos, comunicación o gestión del voluntariado en las organizaciones. Cuando la transparencia se muestra y las entidades comunican su impacto, la confianza crece. La confianza pública no se reclama: se demuestra.

   Este 5 de diciembre es un buen momento para recordar que el voluntariado no es solo una acción altruista; es una forma de construir comunidad. Es el tejido invisible que sostiene aquello que no siempre vemos, pero siempre necesitamos. Por eso, mi invitación es doble: a las personas, a buscar una causa que les interpela y dar el primer paso, sin miedo a empezar por algo pequeño; y a las organizaciones, a seguir apostando por la transparencia, la rendición de cuentas y modelos de voluntariado accesibles, cuidados y exigentes. Además, conviene recordar que 2026 ha sido declarado Año Internacional de los Voluntarios para el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para visibilizar aún más su impacto. Con datos en la mano y experiencia en el sector, puedo afirmar que cuando la confianza se fortalece, la solidaridad se multiplica.

   Por Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad.