SAN SEBASTIÁN 20 Ene. (EUROPA PRESS) -
La dirección de Igualdad de la Diputación Foral de Gipuzkoa ha aplaudido la concesión del Premio Emakunde a la Igualdad al Alarde Igualitario de Irun y a la Compañía Jaizkibel de Hondarribia, ya que este fallo "reconoce y pone en valor, con un retraso histórico, la lucha dolorosa y solitaria de mujeres y hombres por que sea reconocido y se haga real el derecho de las mujeres a participar en igualdad en las fiestas de sus pueblos".
La directora foral de Igualdad, Laura Gómez, ha felicitado a los galardonados, así como a todas las mujeres, hombres y colectivos feministas "de Irun, Hondarribia y Euskal Herria, que persisten en el empeño de que no se siga vulnerando el derecho universal de las mujeres a participar en igualdad con los varones en los actos festivos de sus pueblos".
"La Diputación Foral de Gipuzkoa estará a su lado. Tenemos claro que la lucha de unas es la lucha de todas y también tenemos claro que esta institución pública debe apoyar y facilitar la creación de las condiciones para transitar hacia un escenario no discriminatorio para todas nosotras, sin invisibilizar ni usurpar el lugar de quienes han estado en primera línea liderando esta batalla", ha subrayado Gómez.
La responsable foral ha aludido a los alcaldes de Irun y Hondarribia, al Departamento de Interior de Gobierno vasco y al anterior Gobierno foral, para señalar que "hablar de compromisos políticos con la lucha contra la discriminación de las mujeres y no trabajar para crear las condiciones para que ello no ocurra, es un ejercicio de hipocresía política intolerable, que resta credibilidad y autoridad a las políticas de igualdad".
Gómez, quien ha participado como jurado en la elección del Premio Emakunde, ha vinculado, además, las resistencias a la participación de las mujeres en los alardes con las críticas vertidas recientemente por la Diputación contra el anteproyecto de Ley de Violencia Machista del Departamento de Interior.
"Éste es un conflicto de género que se libra en términos simbólicos y estereotipados. Es un ejemplo claro de violencia simbólica en el que se confina a las mujeres a estatus de objetos para ser mirados y percibidos por el otro (cantineras) o como matriarcas en clave de esposas y madres", ha considerado.
En esta línea, ha apuntado que "cuando hablamos de vincular las políticas de igualdad con las de violencia, hablamos de esto, de no reducir la violencia contra las mujeres a determinadas situaciones, como la de los malos tratos en el marco de las relaciones de pareja". "De ahí que el liderazgo en esta lucha sea ejercido desde las políticas que persiguen la igualdad entre mujeres y hombres", ha concluido.