BADAJOZ, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -

La sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Badajoz ha inaugurado este jueves la serie 'El cuadro de ...' con la narradora Inma Chacón como primera invitada del ciclo.

Cada jueves del mes de noviembre, destacados escritores extremeños ofrecerán su particular visión de un cuadro elegido de entre los expuestos en las salas de la pinacoteca provincial.

Inma Chacón ha abierto la programación con la obra de Eduardo Naranjo, 'Sueños blancos', dibujo realizado a lápiz sobre tabla en 1974. Mide 98x78 centímetros y representa la segunda versión del retrato de Taciana Fisac, hija del arquitecto Miguel Fisac. Fue premio internacional de dibujo 'Luis de Morales', informa la Diputación de Badajoz en nota de prensa.

El director del Bellas Artes, Román Hernández, ha destacado en la presentación del ciclo que desde un concepto moderno del museo como servicio público para la sociedad y su desarrollo, caben actos como éste y muchos más que se ofrecen a la sociedad pacense.

Para el director del área cultural de la Diputación, Francisco Muñoz, la propuesta de Lourdes Murillo, coordinadora del ciclo, es una "magnífica idea" pues ofrece la visión de escritores respecto a las artes plásticas y aúna la profesión de las letras al reunir a narradores como Inma Chacón, que también ha publicado poesía, al periodista Juan Domingo Fernández, a Irene Sánchez Carrón, ganadora del Adonais, y a un best-seller como Sánchez Adalid. ·Los cuatro han elegido libremente un cuadro del museo para reflexionar sobre los mismos", ha señalado.

Al presentar a la autora de novelas como 'La princesa india', Muñoz la contrapuso a su hermana al recordar una frase de la propia Inma: "Duce vivía en las nubes y para escribir bajaba a la tierra. Yo vivo en la tierra y para escribir subo a las nubes". En otro momento de su intervención, el director indicó que "la escritura y la actitud de Inma Chacón es comprometida, con las mujeres, con la igualdad, con el progreso".

Actualmente trabaja en otra novela histórica que continúa la saga de 'Las filipinianas'. Hija de alcalde, nació en Zafra pero pronto se marchó a Madrid con su familia. Doctora en Comunicación, actualmente trabaja como profesora en la Universidad Juan Carlos I de Madrid.

Su llegada a Badajoz para participar en el ciclo ha sido especialmente aleccionador porque le permite "volver de nuevo a Extremadura, a la que siempre añoro desde que la dejé".

CÚMULO DE HISTORIAS

Así lo ha expresado al público que ha abarrotado la sala de la pinacoteca provincial antes de iniciar su conferencia hablando de los museos como un cúmulo de historias escondidas detrás de cada cuadro.

"Porque los museos -piensa Inma- guardan algo más que las obras de arte que cuelgan de sus salas, guardan los sueños cumplidos de los que lograron hacerse un hueco en sus paredes, los sueños por cumplir de los que algún día estarán allí, y de los que no lo conseguirán nunca, y la imaginación de los que se sienten conmovidos por ese milagro al que llamamos arte, que no es otra cosa que la mirada del pintor posándose sobre un instante de la vida".

Tras comparar a los museos con una ventana abierta por donde los sentidos se empapan de emociones, Inma Chacón ha reflexionado en torno a la visita a un museo: "Pasear por él es como asomarse al interior de muchas vidas. Porque un museo es algo vivo, que palpita y que hace palpitar, que nace, que se alimenta, crece y madura, pero, sobre todo, que se comunica con el otro. A mí me gusta compararlo con un paseo por las calles, en el que te dedicas a mirar al interior de las casas a través de sus ventanas, e intentas imaginar los secretos que guarda cada habitación".

Esa misma sensación es la que invade a la escritora cuando se detiene delante de los cuadros de un museo, "y siento que me miran, y me provocan, y me buscan para que cuente sus historias".

CUADRO DE NARANJO

Sobre el cuadro de Naranjo, Inma ha descrito a "esa joven vestida de encajes, con su mirada tan rota, como la carta que cae hecha pedazos a sus pies. Esa imagen de la inocencia, cuyas manos desdicen la dulzura de sus ojos. Esa mirada a través de una ventana que quiere ser espejo, o de espejo que quiere ser ventana. ¿Quién será el remitente de ese sobre arrugado? ¿Qué pone en esa carta para que no merezca ser guardada junto a otras? ¿Qué sueños han estallado en el aire que rodea a esa niña de ojos dulces?"

El realismo de Naranjo es tal que hasta se distingue la dirección y timbrado del sobre: la calle madrileña de Alcalá. "Si yo la hubiera visto hace unos días detrás de su ventana - sueña Inma-, en esa calle de Alcalá por la que pase con frecuencia, y sus ojos se hubieran cruzado con los míos, quizás la hubiera imaginado como un cuadro colgado de un museo. Un hermoso cuadro que me invita a imaginar. Una ventana abierta. Una historia que contar. Y me habría impresionado y conmovido, de la misma manera que me ha impresionado verla en el dibujo".

Pero sea como sea, Inma Chacón dibuja los 'Sueños blancos' como "esa ventana que quiere ser espejo, esa mirada que roza la melancolía sin llegar a traspasarla", y que la reafirman en su idea de que arte y vida son la misma cosa, y que sin ellas sería imposible desarrollar la capacidad de emocionarnos.

"Porque -concluye Chacón- el arte, como la vida, nos brinda la posibilidad de rozar el alma, de trascender, de transmitir y de compartir emociones que noa hacen sentirnos más felices, más tiernos, más humanos, y erizarnos la piel".

En el dibujo 'Sueños blancos' se encuentran varios de los recursos iconográficos de Naranjo pertenecientes a las obras de la década de los setenta del pasado siglo.