MÉRIDA, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -

Horrores como la esclavitud, las consecuencias de la guerra para las mujeres, o los espeluznantes caprichos de la contienda se manifestaron esta noche sobre las piedras del Teatro Romano de Mérida a través de una magnífica representación de la obra 'Las Troyanas' que, dirigida por Mario Gas, sirvió para abrir el telón de la 54 edición del Festival de la capital extremeña.

La representación, que fue seguida por en torno a 1.000 espectadores, ofreció una visión femenina de la guerra de Troya contada por Eurípides en la que no hubo ni buenos ni malos y en la que, a través de una escenografía y vestuario cuidados, los actores hicieron partícipes a los espectadores de un tema actual como las consecuencias de las guerras para las mujeres y la sociedad en general.

Clara Sanchís dando vida a la "mala" Helena, y Gloria Muñoz a través de Hécuba, su personaje "complejo y despótico", entre otros, hicieron las delicias del público, que vivió con emoción las consecuencias de la guerra entre Grecia y Troya, con el reparto de mujeres como botín de guerra.

Así, durante una hora y 45 minutos, los asistentes al espectáculo disfrutaron de un texto duro, amargo, beligerante, piadoso y profundo, surgido de la experiencia del autor en la guerra del Peloponeso que, tanto por su estructura dramática como por su contundencia temática, es plenamente contemporáneo.

A través de un montaje espectacular en el que no faltaron unas torres elevadas que simulaban la entrada a Troya ni la arena de las costas sobre las que las mujeres derrotadas por la guerra aguardaban el cruel destino en manos de los vencedores, los actores hicieron al público reflexionar sobre la inhumanidad de los conflictos bélicos.

La historia mezcla así el horror de una madre (Hécuba) que pierde a todos sus hijos varones y a sus hijas entregadas en esclavitud a los griegos, como consecuencia de la 'desgracia' de haber pertenecido a la nobleza troyana. También aborda el dolor general de unas troyanas que acaban despidiéndose entre lloros de su tierra destruida cuando son repartidas entre sus nuevos dueños como esclavas, todo ello con un gran dramatismo.

Hécuba representa también el dolor de una abuela que ve cómo los griegos ejecutan a su nieto 'Astianacte', representado por el joven de siete años Luis Jiménez, por el miedo a que en un futuro ayudase a refundar las viejas glorias de una Troya en la que un día reinó su familia.

En definitiva, se trata de la historia de un pueblo vencedor en el pasado, vencido en el presente, y que es aplastado y humillado por otro que se convierte en dueño y señor de sus habitantes, todo ello con fines territorialistas mezclados con la venganza y el dudoso derecho al 'honor' pisoteado en otros momentos.

Tras el estreno, el director del montaje, Mario Gas, manifestó su satisfacción por el estreno y por el resultado del trabajo "construido conjuntamente" entre él mismo y los actores. "La obra ha salido bien", sentenció Gas, quien criticó no obstante que durante la representación algunos asistentes hicieran fotografías con flashes, lo que pudo haber llegado a perturbar a los actores. Además, se declaró "extrañado" por que el estreno de la obra no contase con una gran asistencia de público, dijo.

A su vez, Gloria Muñoz (Hécuba) afirmó sentirse "muy feliz, aturdida y eufórica" tras la puesta en escena de 'Las Troyanas', y calificó como "muy agradable" su sensación después de pisar las piedras del Teatro Romano de Mérida. Asimismo, de su personaje destacó su "intensidad" y la "dureza" con la que tiene que afrontar las desgracias de la guerra y la muerte de muchos de sus familiares.

Por su parte, el autor de la versión de 'Las Troyanas' representada en Mérida, Ramón Irigoyen, se reconoció "fascinado" por el resultado del montaje y la interpretación de los actores, y destacó el "respeto" al texto clásico mezclado con "la modernidad en su justo punto" introducidas en la representación.

Finalmente, el joven Luis Jiménez destacó la calidad de los actores y del director Mario Gas.