DON BENITO (BADAJOZ), 16 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Museo Etnográfico de don Benito (Badajoz) muestra como pieza del mes un revólver Lefaucheux que data aproximadamente de 1870 y que proviene probablemente de las armerías vascas o belgas.

A mediados del siglos XIX, las armas de avancarga se encontraban en franco retroceso frente al revólver de percusión. Las patentes se sucedían en busca de un arma más segura y que se pudiese cargar más rápidamente. Esta necesidad espoleó el ingenio de

En concreto, Eugène Lefaucheux en 1854 adoptó el cartucho "Lefaucheux", inventado por su padre, a los revólveres. También denominado cartucho "de espiga" o "pinfire", fue el primer cartucho metálico que solucionaba los problemas de estanqueidad del cierre, además de proteger con mayor efectividad la munición de la humedad.

La singularidad del arma se basa en su sistema de fuego. El martillo no golpeaba directamente al cartucho, sino que percutía sobre una aguja que sobresalía de la bala a través de un corte efectuado en la recámara, la aguja accionaba el pistón y se producía el disparo. Era muy característico el aspecto del arma con todas las balas cargadas y sus respectivas agujas asomando a través del tambor.

Los revólveres Lefauchaux alcanzaron una gran difusión en la década de 1860. Tanto los originales, como las múltiples variantes creadas por diferentes armeros llegaron a ser muy populares. Además, este tipo de revólver fue utilizado por multitud de ejércitos europeos, incluido el español, que adoptó el modelo 1858, fabricado en Trubia, como el primer arma de repetición con cartucho metálico reglamentaria.