La que fuera superiora del Madre Encarnación declara que había monjas con vivienda en el Xeral Calde y niega presiones

Actualizado: miércoles, 3 diciembre 2014 21:49

Rechaza haber presionado para que una ingresada en el año 2006 renunciase a su hija

LUGO, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -

La que fuera directora del Madre Encarnación, en Lugo, imputada en la 'Operación Bebé', ha declarado este lunes que había monjas que disponían de "vivienda" en el viejo hospital, en el Xeral Calde, y trabajaban también en este hogar.

Isabel Torres García ha dividido en dos "comunidades" la situación de las monjas del Madre Encarnación. "Había hermanas en el hospital que tenían vivienda allí y otras que vivían en Madre Encarnación y trabajaban en el hospital", señala, según consta en la declaración en el juzgado número 3 de Lugo, a la que ha tenido acceso Europa Press.

Torres García fue la directora de 2002 a 2008, y este lunes el interrogatorio se realizó por videoconferencia desde Cádiz, desde las 12,00 horas hasta pasadas las 13,00 horas.

En el testimonio y con respecto a una de las mujeres a las que supuestamente se forzó a dar a su hijo en adopción, Cilene, que luego sufriría un accidente por el que está postrada en Montecelo (Pontevedra), respondió que de marzo a agosto de 2006 estuvo ingresada dos veces.

"La segunda vez estaba embarazada. Que siempre intentan que se queden con sus hijos, que al principio Cilene quería quedarse con el niño, después de nacer dijo que lo iba a dar en adopción. Que la declarante le dijo que se lo pensase. Que después la acompañó la declarante al servicio de Menores", indica la directora, si bien en su enunciado alega que no recuerda "si estuvo presente en la renuncia de Cilene" y que no presionó a Cilene "para que renunciase a su hija".

CENTRO DE ACOGIDA

De este centro de acogida a mujeres en riesgo de exclusión aseguró que "los niños tenían plazas limitadas" y "que los niños tenían de cero a tres años". La capacidad del centro se situaba entre ocho y diez plazas, esto por cuanto a los niños. De las mujeres que allí acudían indicó que "le ponían como limite un año, aunque alguna ha llegado a estar tres años". "Que nunca echo a ninguna chica", manifiesta.

Con respecto a los pequeños, ha precisado que las inspecciones las hacían de Santiago, de Menores de la Xunta, si bien también "hacían informes de menores para Menores". "De las madres no". "Menores nunca les pedía informes relativos a las madres, excepto que tuviera el niño tutelado, en cuyo caso, si harían informes de las madres", ha revelado durante su comparecencia ante la jueza.

Tampoco recuerda "si las mujeres allí acogidas recibían visitas de asistentes sociales, instituciones". "Siempre las llevaba alguien de servicios sociales", matiza.

"AYUDABAN CON EL NIÑO"

En un tono general ha afirmado que "cuando una mujer allí ingresada manifiesta intención de dar un niño en adopción tienen como misión que se queden con el niño, le ayudan con el niño, para que busquen un trabajito". "Cuando manifiestan que quieren dar el niño en adopción hablan con ellas. Intentan que se queden con sus niños, pero ellas son libres de tomar decisiones", sostuvo.

Con respecto a presiones que habría recibido una de estas mujeres, de nuevo surge Cilene, Isabel Torres lo ha negado y ha subrayado que "eso lo dice ella", que "la declarante nunca ha presionado a nadie" y asegura desconocer que Menores hubiera informado a Cilene de las consecuencias de la renuncia.

Sobre las inspecciones de la Xunta reiteró que las había si bien "no dijo cada cuanto". "La Xunta de Menores había una encargada que iba todos los meses, hablaban de los niños, situación, y de cada niño en particular y la inspección de Santiago venían cuando lo creían conveniente. Que de lo de Lugo se acuerda mejor, pudiera ser que vinieran de Santiago, una vez al año. Los niños cuando ingresaban los tenían en el centro y había muchos niños delicaditos y eso lo firmaba la Xunta", ha plasmado la religiosa en su declaración.

Pero lo que más sorprendió a los interrogadores fue cuando deslizó que en el centro había "dos comunidades". "En el hospital vivían unas hermanas y otras en Madre Encarnación. Que había hermanas que tenían vivienda allí y otras que vivían en Madre Encarnación y trabajaban en el hospital", deja constancia, ante una situación que alguno de los abogados quiere investigar, por la existencia de una vivienda en la vieja residencia, "en un centro público", que fuera ocupada por estas monjas para residir en la misma.