Leilía, el grupo pionero que "rescató" las voces "olvidadas" de las cantareiras gallegas

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Actualizado: viernes, 16 mayo 2025 12:32

   Rosario y Felisa, miembros del grupo, defienden el homenaje del 17 de mayo a las "las poetas del pueblo" en una entrevista a Europa Press

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 16 May. (EUROPA PRESS) -

   A finales de la década de 1980, la pandereta a unió a seis mujeres -- Ana, Rosario, Merchi, Montse, Felisa y Patricia -- "tan diferentes como el día y la noche" en torno a un objetivo: rescatar del olvido a las 'pandereteiras', las voces de miles de mujeres gallegas que durante años habían estado "denostadas" y que fueron capaces de "salvaguardar" la música tradicional gallega.

   Así nació Leilía, uno de los grupos de música de raíz más reconocidos del país, pionero y referente del folclore gallego, y que ahora con la dedicación del Día das Letras Galegas a las 'cantareiras' siente reconocida, todavía más si cabe, su aportación.

    "Somos absolutamente dispares. Pero lo que sí nos vinculaba era ese sentir la raíz", rememora Rosario que, junto a Felisa, charla con Europa Press. Reconoce lo "arriesgado" de apostar por una música que, hace 35 años, estaba "relegada a un segundo plano, a acompañar el baile".

    "En eso fuimos muy valientes, igual estábamos un poco en la inopia", desliza; algo que en seguida matiza Felisa asegurando que lo que estaban era "con los pies muy en la tierra".

   "Pensábamos que la gente tenía que conocer de dónde venía realmente esa música. Y que una vez que hiciésemos eso, podríamos seguir otros caminos", explica Felisa.

    Esa aventura comenzó años atrás gracias a las 'recogidas' que hacían, ya de muy jóvenes, Felisa y Montse, que acudían a casas de aldea donde sabían que alguna mujer cantaba o tocaba para preguntarles por sus cantigas y poder aprenderlas -- como hicieron también la musicóloga suiza Dorothé Schubarth y el filólogo gallego Antón Santamarina y que acabaría resultando en el conocido como Cancioneiro Popular Galego --.

SU ÉXITO: "SUBIRSE AL ESCENARIO DEFENDIENDO LA PANDERETA"

   Rosario y Felisa rememoran las recogidas muy emocionadas. Aquellas reuniones no solo le mostraron a las familias una versión de sus madres, tías y abuelas que no conocían; también las propias mujeres se redescubrieron aprendiendo y compartiendo cuando "ya pensaban que aquellos tiempos (muchas de ellas, hijas de la Guerra Civil) de tocar y cantar no iban a volver". "Siempre tuvieron a bien abrirnos las puertas no solo de su casa, sino también de su memoria", apunta Felisa.

    "Pero veíamos que en aquellas cintas de horas y horas de grabaciones de las que utilizábamos alguna muiñeira para enseñarles a los niños, quedaban muchísimas melodías y ritmos que no volvían a salir a la luz. Entonces decidimos que a eso había que ponerle remedio", relata.

    Así, lo que empezó como una quedada los domingos para interpretar estas piezas junto a algunas de las alumnas a las que daban clase, como Rosario y Ana, acabó convirtiéndose en Leilía.

    Aunque remarcan que todos sus trabajos "siempre han tenido como hilo conductor las recogidas", el primero de ellos, 'Leilía', es el más "etnográfico" en este sentido. Y, además, el que las colocó en el foco cultural.

    "Ese fue uno de nuestros grandes logros. Ser capaces de hacer un proyecto musical, subirnos a los palcos, defendiendo la música tradicional, la pandereta y la voz. Todo el legado que traíamos y llevarlo a un escenario fue una apuesta decidida pero también valiente, porque no es una música para todo el mundo", apunta Rosario.

    "Ahora sí, ahora sí lo es", se apura a destacar Felisa. "Ahora estamos en un momento muy bonito de la música gallega".

"GALICIA YA SE RECONOCE EN LA MÚSICA DE RAÍZ"

    Preguntadas por si reconocen su aportación a este 'boom' que vive la música de raíz, aseguran que sí, que se sienten muy orgullosas, pero matizan que incluso para que ellas les abrieran camino a grupos como Tanxugueiras o De Ninghures, otras antes tuvieron que hacer lo mismo por ellas.

    "Es un orgullo saber que formas parte de todo ese camino. No solo desde Leilía, que se sube por primera vez a un palco en 1989. Para que nosotras nos subiésemos, hubo gente detrás que ya empezó ese camino de reconocimiento", señala Felisa, que pone el foco en las asociaciones culturales, "que hicieron muchísimo por la música y por el baile de este país" durante aquellos años en los que, aunque ya con pinceladas, todavía había "una falta muy grande de reconocimiento hacia lo nuestro".

   "Querías mirar algo en cualquier archivo y no había. De ahí la necesidad de mucha gente como nosotras de salir a las aldeas, ir llamando por las puertas preguntando quién sabía tocar, bailar, quién nos podía contar de nuestras raíces".

    Se consideran un peldaño de una escalera con otros muchos, una escalera que ahora está "bastante arriba". "Llegamos a un momento en el que Galicia reconoce la pandereta como propia y no solamente eso, sino que está orgullosa de decir: yo tengo una pandereta en mi casa, la toco, sé bailar y me reconozco en esta música. Todos, absolutamente todos, formamos parte de lo que hoy vivimos. Desde nuestras tatarabuelas, abuelas, hasta Tanxugueiras o Mondra. Somos muchísimos en el camino", destaca Felisa.

    Esa escalera, continúan, ya solo puede subir, algo que comprueban en las escuelas. "Ahora está normalizado que los niños puedan aprender canciones tradicionales y que vayan a clase con sus panderetas. ¡Hasta se hacen fundas para panderetas!", celebra Rosario.

    Para Felisa, la clave no está en solo en los más pequeños, sino en esas generaciones intermedias que están retomando el contacto con sus raíces.

    "Las clases están llenas de gente de 20 años para arriba (...). Los futuros padres están interesados, identificados con la música popular. Lo tienen como suyo. Y salen de clase y van para sus casas, tienen sus fiestas, cogen sus panderetas y cantan. Y los niños que nazcan en esa casa, desde pequeños, van a escucharlas como antiguamente se hacía".

LAS CANTAREIRAS, "POETAS ANÓNIMAS, POETAS DEL PUEBLO"

   Este optimismo no lo mantienen cuando se les pregunta por la situación del idioma, a cuya transmisión ha contribuido enormemente la música tradicional.

   "En el momento en que las instituciones se tomen en serio el tema, esto cambiará. Si no luchan por que el gallego perviva, por mucho que hagamos a través de las canciones... Hace falta creer realmente que el idioma no nos separa, nos une", reclama Rosario, que puntualiza además que es necesario un compromiso "real" de la empresa privada y de esos jóvenes de referencia, influyentes, que pueden normalizar el gallego como idioma de comunicación.

   Para Felisa, visto cómo el gallego "llega perfectamente envuelto en la música", las instituciones tienen todos los elementos para que la gente acoga "de buen ver" cualquier normativa a favor del idioma.

    Una de esas medidas bien puede ser la elección de la RAG de este año para celebrar el Día das Letras Galegas. La consideran un acierto y reconocen que no era "fácil", puesto que no se trata de un autor con obra publicada que respalde la candidatura.

    Y aunque se personaliza en seis cantareiras (Adolfina e Rosa Casás Rama, Eva Castiñeira Santos, y Manuela Lema, Teresa García Prieto, Prudencia y Asunción Garrido Ameixenda, integrantes estas últimas de las Pandeireteiras de Mens (Malpica) --, "realmente se homenajea a miles de mujeres anteriores que fueron capaces de crear, transmitir y conservar" una parte vital de la cultura gallega.

    "Para mí es algo muy emotivo. Vivían de una manera y eso está reflejado en las pequeñas coplas, que en cuatro versos encierran una pequeña historia. Y que tienen que ver con su día a día; con cómo vivían y sentían. Eran poetas anónimas, poetas del pueblo", comenta emocionada Rosario.

    "Quedé enamorada, asombrada. Creo que tengo dentro de mí a todas esas mujeres cantando, que supieron transmitirme con tal fuerza el amor por lo propio (...). Soy quién soy y cómo soy gracias a todas esas mujeres. Para mí eso es tradición", concluye Felisa.