Un vecino de Arousa acusado de homicidio asegura que sólo pegó "un poco" a la víctima, que falleció estrangulada

Actualizado: martes, 12 junio 2007 20:01

La fiscal pide 15 años de cárcel por homicidio y una indemnización de 90.000 euros para la viuda y 22.000 euros para los hijos

PONTEVEDRA, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -

El vecino de Arousa Alberto G.R., juzgado en la Audiencia Pontevedra por el homicidio de Enrique Collazo Antón, admitió hoy que ambos tuvieron un incidente y protagonizaron un forcejeo durante el que propinó algunos golpes a la víctima hasta que este cayó al suelo, por lo que aseguró que sólo le pegó "un poco".

El acusado aseguró que pegó a su víctima con una "fuerza mínima", de manera que en su opinión no pudo morirse por eso, aunque el cadáver, que apareció en una zanja, presentaba múltiples fracturas de maxilar inferior y superior, nariz, frente, esternón y costillas, lo que le provocó un shock traumático y murió asfixiado.

El suceso tuvo lugar en junio de 2005 en Vilagarcía, en la finca Güimil que, situada frente a la playa de Compostela, acoge una antigua casa señorial que está en ruinas.

Alberto G.R., de 37 años de edad, manifestó que a primera hora de la mañana, antes de irse al trabajo, acudió a esa finca a drogarse con cocaína, y que allí se encontró con la víctima, Enrique Collazo, de 51 años de edad.

Collazo era de Cuenca pero se había asentado en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), donde era muy conocido por su aspecto "hippy" y su dedicación a hacer pulseras y collares de cuero, que luego vendía.

FORCEJEO

El acusado aseguró que cuando estaba manipulando la droga la víctima le sorprendió por la espalda empuñando una barra de hierro, con la que recibió un golpe, entablaron un forcejó y unos golpes y Collazo acabó tirado en una zanja.

Por su parte, la fiscal sostuvo que fue el acusado quien utilizó la barra de hierro contra la víctima, "porque es imposible que en una caída se pudiera producir lesiones tan graves".

La fiscal manifestó también que lo estranguló, aunque el acusado apuntó que no era consciente de que, en ningún momento, le hubiera echado las manos al cuello.

Con todo, la Fiscalía solicita la pena de 15 años de prisión por un delito de homicidio, así como una indemnización de 90.000 euros para la viuda, 22.000 euros para sus dos hijos y 15.000 euros para sus padres.