SANTIAGO DE COMPOSTELA, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los peces no transmiten el mal de las vacas locas. Es la conclusión de un estudio internacional en el que han participado científicos del Instituto de Investigaciones Marinas, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Vigo. La investigación ha analizado la incidencia de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) y la posibilidad de su transmisión a los humanos.
Los resultados demuestran que al ser infectados experimentalmente con scrapie (una variedad de encefalopatía espongiforme) los peces eliminan rápidamente la mayoría de la carga infecciosa, por lo que el riesgo derivado de su consumo es prácticamente nulo. "La transmisión es posible, pero hemos comprobado que no es probable. El riesgo es mínimo" indicó Antonio Figueras, investigador vigués implicado.
Financiado por la Unión Europea, en el proyecto también han participado el Instituto Superiore di Sanitá de Roma (Italia) y la Universidad de Milán (Italia).
EL MAL DE LAS VACAS LOCAS
La Encefalopatía Espongiforme Bovina, también llamada 'mal de las vacas locas' saltó a la actualidad a principios del 2000, cuando el consumo de carne infectada provocó la muerte de varias personas por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, variante humana de este mal.
Aunque hoy día está prohibido, en esa fecha los piensos para el ganado --que contenían restos de carne vacuna-- se elaboraban en las mismas instalaciones que los destinados a las piscifactorías. Se temió entonces que los piensos se contaminaran y los peces, al consumirlos, pudieran pasar la infección a las personas. Éste es el motivo por el que comenzó la investigación.
TRUCHAS Y RODABALLOS
El estudio se realizó con truchas y rodaballos, dos especies de gran consumo. La investigación, que ha durado casi seis años, ha consistido en infectar a estos peces con priones, las partículas acelulares responsables de la transmisión de las encefalopatías.
Para ello, los animales fueron alimentados con tejidos que contenían scrapie. Posteriormente, muestras de músculo, intestino y cerebro de estos peces fueron tomadas en diferentes días e inoculadas en ratones para evaluar su capacidad infecciosa.
Los análisis muestran que ninguno de los peces desarrolló la enfermedad. En cuanto a los ratones, ninguno de ellos enfermó y sólo en un caso se detectaron trazas de priones, que provocaron síntomas de encefalopatía espongiforme, aunque no la enfermedad. Esto lleva a la conclusión de que la probabilidad de la transmisión es muy baja. Los análisis, que se han extendido durante gran parte de 2006, no fueron publicados hasta este verano.
NUEVA INVESTIGACIÓN
Existe además un segundo estudio en el que los peces están siendo expuestos al material infectivo en varias ocasiones, a fin de determinar la infección residual por tejidos. Este segundo proyecto cuenta con la participación de la Universidad de Milán (Italia), el Centro para la Investigación y Tecnología (Grecia) y la School of Veterinary Science de Oslo (Noruega) además del Instituto de Investigaciones Marinas. Probablemente finalizará el año próximo, después de cuatro años de investigación.
De momento, los resultados van en la línea de la investigación anterior y tampoco aquí ningún ratón ha desarrollado la enfermedad.