SANTIAGO DE COMPOSTELA, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) estudiarán durante los próximos tres años las posibilidades de desarrollo de semilla de volandeira y su posterior engorde en batea, en colaboración con las cofradías de pescadores dedicadas a la captura de esta especie, muy similar a la zamburiña, y diversas empresas interesadas en el proyecto.
La explotación de este recurso, de la familia de los pectínidos --al igual que la vieira o la zamburiña--, se restringe a las rías de Arousa, Vigo y, en menor medida, Pontevedra. La cofradía de Cambados concentra la mayor producción, que el año pasado superó los 148.000 kilos, por delante de la de Cangas, con más de 111.700, Rianxo, con casi 59.000 kilos, y Redondela, con unos 49.500.
Profesionales de otros pósitos de las tres rías también recogieron volandeira en 2007, pese a que en cantidades inferiores, como es el caso de O Grove --15.884 kilos--, Ribeira --886 kilos--, Moaña --9.088 kilos--, Vigo --10.809 kilos-- o Bueu --100 kilos--. Su precio, que osciló en función de la época del año y de la lonja, rondó en 2007 los 1,5 y 2,5 euros.
Los primeros pasos de los investigadores del CIMA, que compartirán esta iniciativa con el Instituto Español de Oceanografía (IEO) de A Coruña, se centran, según explicó a Europa Press una de las responsables del estudio, Carmen Pérez, en obtener semilla de volandeira en colectores anclados en el fondo marino.
Como expuso esta bióloga del CIMA, se trata de una estructura sujeta con un peso al fondo y conformada por un entramado de cuerda vertical que, para mantenerse erguido y derecho, como expuso, se engancha en unas boyas que se sitúan en la superficie. En ese entramado de cuerda se atan unas bolsas en cuyo interior se favorece la fijación de las larvas de volandeira.
"En 20 días o un mes la larva desarrolla una concha pequeña que va creciendo", añadió. Una vez alcance los tres centímetros, esa larva se consideraría semilla y se introduciría en unos cestos como los empleados en Galicia para el cultivo de la ostra, que serán los que se amarren a las cuerdas de una batea y donde engordará la semilla hasta alcanzar una talla comercial, en menos de un año.
CRECIMIENTO RÁPIDO Y SIN TOXINAS
"En una bolsa pueden obtenerse como mínimo unas mil semillas", estimó Pérez, que impulsó diversos estudios y experiencias en diversas variedades de pectínidos. Por ello afirmó que la volandeira en batea "se da muy bien", justo al contrario que la vieira. En el caso de esta segunda especie, su lento proceso de crecimiento --próximo a los dos años-- favorece que se acumulen y adhieran a su concha otros organismos que la deforman.
"La volandeira crece mucho más rápido, vive fija a la roca y no se deforma, mientras que la vieira, con una valva plana y la otra cóncava, necesita enterrarse en la arena para su desarrollo", aseguró la bióloga del CIMA.
La novedad de su actual investigación radica, según precisó, en el cultivo inducido de la semilla de volandeira para ampliar la producción y el engorde de esta especie. "Existen varias empresas interesadas en este proyecto", apuntó, tras señalar que los profesionales del mar han comenzado a valorar las potencialidades de la volandeira.
"No tiene problemas de toxina, es como el mejillón en ese sentido, ya que aunque en un primer momento las acumula, después se desintoxica muy rápido", explicó a Europa Press. "Parece que al sector cada vez le va interesando más", destacó.
DIVERSIFICAR LOS CULTIVOS MARINOS
La experta del CIMA considera que el impulso de esta modalidad de acuicultura marina permitirá a los profesionales del mar "diversificar el cultivo de mejillón en las rías". A su juicio, este recurso precisa de una "buena política de divulgación", dado que, como expone, su principal destino es la comercialización para conserva.
"Habría que ofrecerla también fresco porque tiene muchas posibilidades de consumo, se puede preparar a la plancha o guisada y se podría comercializar envasada en una atmósfera estéril", defendió, para reconocer, con optimismo, el "reconocimiento" y la mayor "seriedad" que han alcanzado los productos gallegos del mar en los últimos años.
Según recordó, en la década de los 90 esta especie no despertaba el interés del propio sector pesquero, que en el caso de la Ría de Arousa priorizaba la recolección de vieira, pese a su más lento proceso de crecimiento.
VIEIRAS, NO APTAS PARA BATEA
Carmen Pérez también desarrolló, años atrás, varias investigaciones para estudiar las posibilidades de criar y engordar vieiras en batea. No obstante concluyó que esta especie precisa crecer enterrada en la arena dado que, tras dos años de desarrollo en uno de los cestos suspendidos de las cuerdas de una batea, su concha quedaba totalmente deformada.
"No funciona en batea, se siembra sobre el fondo marino porque en suspensión no se puede criar", concluyó.