Una de las actividades de Arquitectives en Cala Mayor (Palma). - ARQUITECTIVES
PALMA, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
La desigual manera de relacionarse con las ciudades y de moverse por las urbes que se constata entre hombres y mujeres ha desencadenado en los últimos tiempos la reclamación de un urbanismo de género que favorezca la transformación de una ciudad pensada principalmente para el hombre, la ciudad productiva, a una pensada también para la mujer, la ciudad reproductiva.
En Mallorca, Arquitectives desarrolla iniciativas relacionadas con el urbanismo inclusivo --que engloba al urbanismo de género-- y desde principios de 2021 trabaja con vecinas de varios barrios de Palma en trazar unas 'Cartografías emocionales' que evidencien la visión femenina de la ciudad, tanto desde un punto de vista físico como sensorial y emocional, así como sus necesidades derivadas.
"Los hombres y las mujeres no se relacionan de la misma manera con la ciudad. Mientras un hombre, en términos generales, va de su casa al trabajo, en vehículo privado y directamente; la mujer realiza trayectos cortos con paradas relacionadas con los cuidados, como dejar a los niños en la escuela o pasar por la farmacia o el mercado", sostiene la directora de Arquitectives, Cristina Llorente.
Llorente, licenciada en Arquitectura por la ETSA Barcelona, explica que el urbanismo de género está incluido en el concepto más amplio del urbanismo inclusivo, centrado en el diseño de las ciudades teniendo en cuenta las necesidades de los colectivos más vulnerables, como niños, ancianos o personas con alguna discapacidad, además de las mujeres.
Desde siempre, argumenta la arquitecta, las ciudades se habían diseñado pensando en un hombre de mediana edad, sin problemas físicos o cognitivos, con derecho a sufragio y coche propio y que no necesita mayor atención para desenvolverse con autonomía en cualquier situación.
Frente esta visión "productiva" de la ciudad, Llorente reclama una ciudad que atienda, sin embargo, la perspectiva "reproductiva", la de los cuidados que, como se ha comprobado en los últimos años, recae generalmente en las mujeres.
Ambas visiones, la productiva y la reproductiva, se traducirían en dos tipos de ciudades. Así, mientras una urbe pensada para el hombre, en términos generales, es una ciudad con calles anchas y pensada para el vehículo privado; una ciudad que piensa en las mujeres tiene recorridos cómodos, amables, con sombra y con los servicios básicos lo más accesibles posible, en línea con lo que se conoce como las ciudades de 15 minutos, una visión del diseño urbanístico popularizada en París.
"El hombre ve la ciudad como un lugar de paso, mientras que para la mujer es un lugar de estancia y permanencia", puntualiza la directora de Arquitectives.
CARTOGRAFÍAS EMOCIONALES
Desde principios de 2021, Arquitectives desarrolla el proyecto 'Cartografías emocionales', que busca evidenciar la visión femenina de la ciudad, tanto desde un punto de vista físico como sensorial y emocional.
Así, con acciones hasta ahora en los barrios palmesanos de Cala Mayor, La Soledat y el Centro histórico, grupos de mujeres ponen de manifiesto sus necesidades en cuanto al entorno, detectan aquellos puntos que limitan su autonomía y hacen propuestas de mejora hacia una ciudad más integradora.
El caso concreto de Cala Mayor, donde se sigue trabajando, es un caso "paradigmático", por un rápido cambio de uso turístico a residencial que no se ha visto reflejado en su diseño, usos y arquitectura. "No hay plazas públicas ni parques, hay mala iluminación en algunos puntos y algunas calles son prácticamente inaccesibles", apunta.
Y según Llorente, una vez más, las mujeres del barrio han sido quienes más han sufrido las consecuencias. En una población mayoritariamente migrante, es el hombre el que trabaja y tiene coche, mientras que la mujer sufre la pérdida de la autonomía por la falta de transporte público que, en algunos casos, obliga a rechazar trabajos por la compleja gestión del tiempo en relación a otras tareas.
La arquitecta ha lamentado, sin embargo, la respuesta a menudo "decepcionante" de las instituciones a las que se han hecho llegar las conclusiones de proyectos.
En el caso concreto de Palma, después de hacer llegar tres mapas con conclusiones y necesidades de los barrios de Cala Mayor, Centro y La Soledat, no ha habido ninguna respuesta, "solo silencio".
La decepción es mayor cuando, en muchas ocasiones, las soluciones pasan por pequeñas actuaciones como una mejora de la iluminación de un punto concreto, una fuente en una calle empinada o una plataforma que amplíe la acera en una parada de autobús.
PEDAGOGÍA Y CONOCIMIENTO
El urbanismo inclusivo es un concepto sobre el cual en gran parte del mundo se lleva trabajando desde hace años, aunque en el caso de Mallorca, según Cristina Llorente, es relativamente reciente.
Por esta razón, la arquitecta reivindica una mayor pedagogía alrededor de la idea, que requiere todavía ser explicada y conocida para poder ser aplicada, con el objetivo de conseguir ciudades más amables que evolucionen al concepto de "ciudad cuidadora, que cuida y que permite cuidar a los demás".
Llorente recuerda que la pandemia ha confirmado este extremo. En las ciudades lo único que no se detuvo en los meses más duros del confinamiento fue la parte "femenina y reproductiva" de la ciudad, la asociada a los cuidados, mientras la productiva se vio forzada a paralizarse.