TOKIO, 28 Jun. (Reuters/EP) -
Activistas medioambientales han instado a los líderes mundiales que acudirán este viernes a la cumbre del G20 a no "hacer la vista gorda" a lo que han llamado una "cruel agresión a las ballenas" por parte de Japón, donde se celebra el evento.
Japón se retirará de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) el próximo domingo y reanudará la caza comercial de ballenas, que cesó en 1982 de acuerdo a una moratoria aprobada por la Comisión. La caza de estos animales ha seguido produciéndose desde 1987 con fines supuestamente científicos.
"Los líderes mundiales reunidos en Japón esta semana no deberían hacer la vista gorda ante el cruel asalto planeado para las ballenas del Pacífico Norte", ha manifestado la presidenta de Humane Society International, Kitty Block, en un comunicado.
"Esta semana, mientras una parte del Gobierno japonés está facilitando con orgullo la cooperación internacional al organizar la reunión del G20, otra se está librando silenciosamente de la obligación de colaboración mundial para la protección y gestión de las ballenas del mundo", ha indicado Block. "Japón, que abandona la CBI y desafía el derecho internacional para perseguir sus ambiciones comerciales de caza de ballenas", ha añadido.
Block y otros, como la antropóloga Jane Goodal, están pidiendo que se lleve a cabo una "intervención internacional de caza de ballenas" en la cumbre del G20 que se celebrará en la ciudad japonesa. Además, han enviado cartas a todos los líderes del G20 para pedir el fin de toda la caza comercial de ballenas.
Tokio, que sostiene que muchas especies de ballenas no están en peligro de extinción y que comer ballena es una tradición cultural muy apreciada, cazará ballenas minke, sei y bryde en su exclusiva zona económica.
Japón aún tiene que anunciar su cuota de caza, pero muchos en la industria consideran que la cantidad rondará entre los 180 ballenas minkes y sei en el Pacífico Norte y 330 minkes en la Antártida. Algunos medios japoneses han dicho que el anuncio se está retrasando para evitar problemas en la cumbre del G20, pero los expertos de la industria lo niegan.
El consumo de ballena alcanzó su punto máximo a principios de la década de 1960 y ha ido disminuyendo desde entonces. Apenas 300 personas están directamente conectadas a la caza de ballenas y su consumo tan solo representó alrededor del 0,1 por ciento del consumo total de carne en Japón en 2016.
