Alan y Judy Gross.
REUTERS
Actualizado: viernes, 27 noviembre 2015 20:38


WASHINGTON, (Reuters/EP)

El exprisionero estadounidense Alan Gross asegura que recodar cómo su familia sobrevivió al Holocausto le ayudó durante los cinco años que estuvo encarcelado en Cuba por espionaje, según los extractos de una entrevista emitida este viernes por la CBS News.

El estadounidense, que era contratista del Gobierno cuando fue encarcelado en el país vecino, ha asegurado que fue amenazado con ser torturado y con la muerte. "Me amenazaron con ahorcarme, con cortarme los dedos. Me dijeron que nunca vería la luz del día", ha asegurado Gross. "Pensé en que mi familia había sobrevivido al Holocausto, recé todos los días y cada día encontré algo para sonreír", ha afirmado.

Mientras estaba en prisión, se negó a comer, perdió 46 kilos y lamentó la muerte de su madre por cáncer. En los últimos meses dejó de tener visitas. Gross, defensor de las causas judías, fue condenado a 15 años de cárcel por importar tecnología prohibida e intentar facilitar Internet a judíos cubanos de forma clandestina.

Fue pillado por sorpresa y se esperaba que la detención fuese un mero trámite, pero no vio ningún signo de que el Gobierno estadounidense llevara a cabo ninguna acción, según ha dicho a la CBS. "Me dije, ¿dónde demonios están? No tenia ni idea de que estaría allí durante cinco años. Sabía que estaba en problemas", ha admitido Gross.

LA PRIMERA ENTREVISTA

Es la primera entrevista que Gross, de 66 años, ha concedido desde que fue puesto en libertad en diciembre de 2014, como parte de una distensión diplomática histórica entre Estados Unidos y Cuba.

Tanto él como su mujer demandaron al Gobierno federal en 2012 por negligencia, pero la demanda fue rechazada y, en abril, el Tribunal Supremo desestimó su apelación. Desde entonces, se ha unido a un grupo de presión dirigido para lograr un mayor compromiso entre Cuba y Estados Unidos.

Gross también ha denunciado a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos y a la empresa para la que trabajó, Bethesda, con sede en Maryland, por lo que espera recibir 3,2 millones de dólares (unos 3 millones de euros).

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