BERLIN, 29 Mar. (de la corresponsal de EUROPAPRESS Clara U. Molina) -
El que fuera ministro de Interior alemán Otto Schily se declaró hoy responsable políticamente del caso del turco nacido en Alemania retenido en Guantánamo, durante su comparecencia ante la comisión palarmentaria que estudia el caso de Murat Kurnaz. Hoy está previsto también que comparezca el ministro de Asuntos Exteriores,Frank-Walter Steinmeier, acusado de no intervenir en favor de los intereses de Kurnaz.
Schily, del SPD, asumió la "responsabilidad política" del caso Kurnaz. "El resto de carteras hubieron de abandonarse al análisis" de su ministerio, declaró hoy ante la comisión investigadora. Un peso que, según él mismo, resulta ligero porque "todos los participantes actuaron de forma totalmente correcta".
El socialdemócrata apuntó también que Murat Kurnaz es todavía peligroso, declaraciones que, según señaló la cadena de televisión alemana NTV, hacen plantearse entonces por qué la canciller alemana, Angela Merkel, medió para su liberación.
Por su parte, Murat Kurnaz, en entrevista publicada ayer por la revista 'Stern', afirmó que los que le califican de peligroso tienen como objetivo "acabar conmigo para que los políticos alemanes que me dejaron en Guantánamo no pierdan el poder".
Según el semanario alemán 'Der Spiegel', con las declaraciones del ex ministro de interior se disminuye la presión sobre el que fuera entonces ministro de la Cancillería, Frank-Walter Steinmeier, actual responsable de Exteriores de la gran coalición de Merkel. Al igual que Otto Schily, el entonces canciller, Gerhard Schroeder, se declaró también responsable del caso de Murat Kurnaz.
Steinmeier, tras aplazarse en dos ocasiones la fecha de su comparecencia, finalmente hará acto de presencia hoy a mediodía ante la comisión parlamentaria. El ministro es una de las principales figuras implicadas en el caso dada su posición política durante la coalición roji-verde como responsable de la coordinación de los servicios secretos alemanes (BND).
Murat Kurnaz fue inicialmente hecho prisionero en Pakistán en 2001, acusado de mantener contactos con Al Qaeda. Más tarde fue trasladado a Afganistán, país en el que, según declaraciones del mismo, las tropas alemanas le sometieron a fuertes torturas. Posteriormente fue trasladado a Guantánamo, de donde las autoridades alemanas podrían haberle sacado antes de cuando lo hicieron.
Su caso llegó a tratarse en reunión entre la canciller alemana y el presidente estadounidense. Tal encuentro, además de la falta de pruebas inculpatorias contra el ciudadano turco nacido en Bremen, pusieron término a sus cuatro años de prisión en la base de Guantánamo con su liberación en 2006.
