El año ha estado marcado por la intervención en Yemen y la ruptura con Irán
MADRID, 23 Ene. (EDIZIONES) -
Este sábado 23 de enero se cumple un año desde el fallecimiento del monarca saudí Abdulá bin Abdulaziz al Saud, doce meses en los que el país ha estado dirigido por su heredero, Salman bin Abdulaziz, y en el que se han registrado varios cambios de calado a nivel interno y externo.
Salman empezó a ejercer como monarca el 13 de enero, apenas unos días antes de la muerte de Abdulá, quien reinó entre 2005 y 2015, adoptando una postura internacional más beligerante, marcada por la intervención en Yemen y las disputas con Irán.
En marzo, apenas unos meses después de llegar al trono, Salman anunció la creación de una coalición internacional --principalmente integrada por países árabes pero que cuenta con el apoyo logístico de Estados Unidos-- para combatir a los rebeldes huthis en Yemen, después de que éstos expulsaran del poder al presidente, Abdo Rabbo Mansur Hadi.
El conflicto en Yemen se ha saldado por el momento con la muerte de más de 2.800 civiles, según datos de Naciones Unidas, así como con la destrucción de numerosas infraestructura importante del país, lo que pone en duda su viabilidad una vez finalice la guerra.
Hadi y las autoridades saudíes han acusado en numerosas ocasiones a Irán de respaldar a los rebeldes --junto a los que combaten unidades del Ejército leales al expresidente Alí Abdulá Salé--, en un episodio más en las tensiones entre Riad y Teherán, que durante este año han llevado a la ruptura de las relaciones diplomáticas.
Estas tensiones se han manifestado también en el marco de la guerra en Siria, donde Arabia Saudí ha respaldado a algunos grupos que combaten al Ejército y las milicias aliadas al presidente, Bashar al Assad, quien por contra cuenta con el apoyo de Irán.
Esta situación ha llevado a un mayor enquistamiento de la situación debido a los intereses existentes en el conflicto y la dificultad de lograr un acuerdo que satisfaga a los países regionales que intervienen en el mismo, si bien tanto Riad como Teherán están participando en el proceso de negociaciones para intentar poner fin a una guerra que se extiende desde hace casi cinco años.
RUPTURA DE RELACIONES CON IRÁN
El punto álgido de estas tensiones se vivió el 2 de enero, cuando Riad procedió a la ejecución del destacado clérigo chií Nimr al Nimr, lo que provocó unas protestas en Irán que acabaron con el asalto a la Embajada saudí en Teherán y al posterior anuncio de ruptura de relaciones por parte de Arabia Saudí.
Las autoridades condenaron a Al Nimr por su presunta participación en actividades terroristas, si bien el clérigo se había destacado por su labor de oposición y sus llamamientos a la reforma en el país, en el que la comunidad chií --minoritaria-- denuncia estar marginada.
Por su parte, Riad ve igualmente la mano de Teherán en las reivindicaciones de los chiíes, asegurando que Teherán intenta expandir su presencia en la región a través de esta comunidad.
En este sentido, Bahréin --aliado de Arabia Saudí-- ha usado este mismo argumento para aplastar las manifestaciones prodemocráticas en el país, protagonizadas en parte, aunque no únicamente, por esta comunidad religiosa.
LAS PRIMERAS ELECCIONES CON PARTICIPACIÓN FEMENINA
El reinado de Salman a nivel interno se ha caracterizado por tres puntos: la celebración de las primeras elecciones en las que las mujeres pudieron votar y participar --una promesa de Abdulá--, el drástico aumento de las ejecuciones y el empeoramiento de la situación económica.
Los comicios celebrados en diciembre se saldaron con un total de 17 mujeres siendo electas para ocupar un escaño por primera vez en la historia del país, si bien, y a pesar del avance, el voto femenino estuvo sometido a numerosas dificultades.
Entre estas dificultades destacaron el escaso registro de mujeres para votar --por dificultades de transporte, identificación y conocimiento sobre el proceso--, así como el hecho de que las campañas electorales fueran segregadas entre hombres y mujeres, lo que les hizo tener menos repercusión.
Pese a la celebración de las elecciones, Arabia Saudí sigue siendo uno de los países en los que los derechos de las mujeres están más coartados, y, según Amnistía Internacional, "sufren una discriminación sistemática en la ley y en la práctica".
INCREMENTO DE LAS EJECUCIONES
La situación de los Derechos Humanos ha sufrido además un deterioro en el país, siendo representativo el drástico aumento de las ejecuciones tras el acceso al trono de Salman.
En noviembre, el número de ejecuciones había superado ya las registradas en los últimos años, situándose en unos niveles nunca vistos desde 1995, cuando fueron ajusticiadas 192 personas.
La situación no ha cambiado en los primeros días de 2016, y el reino ha ejecutado en las primeras semanas a unas 50 personas, incluidas 47 que fueron ajusticiadas en un mismo día el 2 de enero, entre ellas Al Nimr.
Delitos como la violación, el asesinato, la apostasía, el robo a mano armada y el tráfico de drogas pueden ser castigados con pena de muerte, si bien varias personas han sido ejecutadas también bajo la acusación de brujería.
LA SITUACIÓN ECONÓMICA
Por último, el país se ha visto arrastrado a una caída de su economía en parte debido a la bajada en los precios del petróleo y a la falta de diversificación de las exportaciones.
En respuesta a esta situación, el 'número dos' en la línea sucesoria de la monarquía saudí, el príncipe Mohamed bin Salman, adelantó que se introducirá el IVA "a finales de 2016 o 2017" y expresó su apoyo a la venta de acciones del gigante petrolero Aramco.
Asimismo, indicó que los sectores sanitario y educativo serán privatizados, así como algunos sectores militares, como el de industria militar, y otras compañías estatales.
Pese a ello, aseguró que Arabia Saudí "está lejos" de una crisis económica, recordando que el país cuenta "con las terceras mayores reservas (petroleras) del mundo" y que los ingresos no relacionados con el petróleo aumentaron un 29 por ciento en 2015.
