Armas.- El Comité Internacional de la Cruz Roja insta a los Estados a poner fin al uso de las bombas de racimo

Actualizado: lunes, 6 noviembre 2006 14:04

Mañana comienza en Ginebra la Tercera Conferencia de Examen de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales

GINEBRA, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hizo hoy un llamamiento para que se ponga fin al uso de las municiones de racimo, que calificó de "imprecisas y poco fiables", y reiteró a través de un comunicado su petición para que se prohíba el uso de todas las municiones de racimo en zonas habitadas.

El llamamiento se produce en vísperas de la Tercera Conferencia de Examen de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC), que se celebrará en Ginebra entre mañana y el 17 de noviembre de 2006, y en la que se espera que los Estados estudien nuevas medidas para encarar esta cuestión. El CICR también se ha ofrecido a organizar una reunión internacional de expertos en 2007, a fin de analizar futuras normas de Derecho Internacional Humanitario que protejan mejor a la población civil de los efectos de dichas armas.

Según recuerda el CICR, las municiones de racimo son artefactos lanzados desde tierra o aire, que pueden llegar a contener hasta 650 submuniciones individuales. Generalmente, estas submuniciones están diseñadas para explotar al impacto, pero a menudo no lo hacen.

"En la mayoría de los conflictos en que se han empleado estas municiones, las consecuencias para la población han sido terribles, como en Kosovo, Irak, Afganistán y Laos", recordó la organización. En el año 2000, el CICR instó por primera vez a que se tomasen medidas al respecto, en el marco de la CCAC. "Aunque algunos Estados han empezado a revisar sus políticas relativas al uso de las municiones de racimo, no existe todavía una respuesta internacional eficaz", lamentó el Comité.

En declaraciones a los medios de comunicación internacionales en Ginebra, el director del CICR, Philip Spoerri, afirmó que el conflicto reciente en Líbano ha vuelto a demostrar la necesidad de que se adopten medidas urgentes y explicó que muchas ciudades y zonas rurales del sur de Líbano están sembradas de submuniciones de racimo sin estallar, que, semana tras semana, se van cobrando nuevas víctimas.

Spoerri también recalcó las secuelas que podrían tener las municiones de racimo en la agricultura a largo plazo, por contaminar las tierras productivas, así como los obstáculos que plantean a las labores de socorro y de reconstrucción. Asimismo, destacó que, en Laos, más de 30 años después de que se utilizaran municiones de racimo, las submuniciones que quedaron sin estallar siguen causando, con frecuencia, muertos y mutilados en las zonas rurales.

"Es terrible que los civiles se vean envueltos tan a menudo en los horrores de los conflictos modernos", declaró, "pero es sencillamente intolerable que, cuando regresan a sus hogares o a sus tierras, las encuentren plagadas de restos explosivos". Las municiones de racimo "suelen ser las más dañinas, dado su uso masivo, el extenso perímetro que abarcan y su consabida falta de precisión y fiabilidad", agregó.

TRATADO INTERNACIONAL

En el año 2000, tras el conflicto de Kosovo, el CICR reclamó que se prohibiera el uso de municiones de racimo en zonas habitadas. También propuso un tratado internacional sobre restos explosivos de guerra, que fue firmado por 91 Estados en 2003, y que entrará en vigor el 12 de noviembre de 2006.

El acuerdo, un protocolo de la CCAC, dispone que incumbe a las partes en un conflicto armado remover las municiones que hayan empleado y que no hayan hecho explosión o prestar la asistencia necesaria para su remoción.

Asimismo, habrán de facilitar, lo antes posible, información sobre los tipos de municiones empleadas y su ubicación. Sin embargo, el acuerdo no incluye restricciones concretas sobre las municiones de racimo ni requisitos específicos que sirvan para reducir su porcentaje de fallo.