Bhutto acusa al entorno del general que derrocó a su padre: "Se exactamente quién quiere matarme"

Actualizado: viernes, 19 octubre 2007 22:43


KARACHI, 19 Oct. (OTR/PRESS) -

"Sé exactamente quién quiere matarme". Así de directa se expresó la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto después de sobrevivir a un atentado contra ella que causó al menos 136 víctimas y del que ya había sido advertida por un país "amigo" antes de retornar de su exilio de ocho años. Bhutto se refirió directamente a los ex altos cargos del régimen militar del general Zia-ul-Haq, --el militar que en 1977 derrocó y ejecutó a su padre, Ali Bhutto--, más relacionados hoy con el extremismo religioso y ante los que Benazir Bhutto aparece como una enemiga, pues la llegada de la democracia les supondría perder "su influencia".

Pakistán sigue sumando nuevas víctimas en una masacre que se cobró el lunes al menos 136 muertes y centenares de heridos. Las autoridades sospechan de células de Al-Qaeda y milicianos vinculados al dirigente Baitullah Mehsud, partidario de los talibanes, como autores de los atentados. Según el responsable de seguridad en la provincia de Sindh, donde se ubica Karachi, "ya se esperaba un golpe de Meshud y de sus seguidores locales" y así fue comunicado al partido de Bhutto, "pero prefirieron atender los asuntos políticos" en lugar de hacer caso de la "preocupación".

En una entrevista a la revista francesa 'Paris Match' recogida por OTR/Press, Bhutto explicó como salió milagrosamente ilesa del potente ataque terrorista. "Estaba protegida por las paredes de un camión y fue lo que me salvó", indicó, afirmando que escuchó el primer estallido y vio el segundo. A partir de ambas deflagraciones, una provocada por un suicida y otra por un coche bomba, llegó el caos y la evacuación de la ex dirigente, pese a que un primer momento se negó a abandonar el lugar de los hechos. "No tengo miedo a la muerte. Cuando debe venir, viene", declaró.

"Sé exactamente quien quiere matarme", afirmó en la entrevista. A este respecto, Bhutto acusó directamente a "los mandatarios del antiguo régimen del general Zia, que están hoy en día detrás del extremismo y el fanatismo" y, por tanto, se deben "purgar". "Para ellos, represento un peligro: si yo traigo la democracia al país, perderán su influencia".

El peso de estos antiguos hombres de poder data de hace décadas, cuando una dictadura militar derrocó a Zulfikar Ali Bhutto en 1977 y llevó a Pakistán a una expansión de la ley islámica. Tras el fallecimiento de Zia, el país regreso a un gobierno electo del que saldría la hija del anterior dirigente legítimo derrocado como primera ministra.

"HACIA LA DEMOCRACIA"

Bhutto dijo que un país "amigo" le había hecho llegar números de teléfono de miembros de grupos terroristas, y que había alertado al presidente Pervez Musharraf en una carta fechada el 6 de octubre de estas intenciones. Lejos de presentar un futuro calmado, la ex primera ministra dijo que existen planes de un próximo atentado contra ella que tendría como objetivos sus casas en Karachi y en su ciudad natal, Larkana, y sería perpetrado por terroristas que se harían pasar por seguidores de una facción política rival.

En una comparecencia, Bhutto señaló que los ataques fueron perpetrados por dos hombres, y que sus guardias de seguridad encontraron a una tercera persona armada con una pistola y un cuarto hombre ataviado como un suicida. Ante esta situación, el equipo de seguridad previno de una matanza incluso mayor. "Rodearon el camión y evitaron que el segundo suicida se acercase a él", recordó.

Bhutto aprovechó su discurso para lanzar un llamamiento a los ciudadanos. "Estamos preparados para arriesgar nuestras vidas y nuestra libertad, pero no estamos preparados para rendir nuestra gran nación a los milicianos", anunció, con continuas referencias a la "democracia" como el objetivo marcado en la hoja de ruta. "Sólo la democracia puede salvar a Pakistán de la desintegración y el resurgimiento de los milicianos", remachó.

Por otra parte, la Policía sigue recogiendo pruebas del lugar de los hechos, así como restos humanos y calzado desperdigado. El ministro de Interior, Aftab Khan Sherpao, corroboró la muerte de al menos 20 policías y tildó las bombas de inevitables. Al ser activadas de forma manual, ningún dispositivo electrónico pudo interrumpir la señal, como sí habría podido hacerse en el caso de dispositivos a distancia.

CONDENA DE MUSHARRAF

El presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, se mostró hoy "profundamente conmovido" por los atentados y los condenó "en los términos más firmes", ya que se trata de una conspiración contra la democracia. En este sentido, llamó a la población a mantener la calma y prometió un castigo ejemplar para los responsables de la masacre, según informaciones de la agencia local 'Prensa Asociada'.

"El presidente y Bhutto expresaron su inquebrantable determinación para luchar combatir el azote del extremismo y el fanatismo", aseguró el portavoz del Gobierno, Qureshi, en referencia a una llamada telefónica entre ambos mandatarios.

Los atentados se produjeron el mismo día en que Bhutto retornó a su país, después de que el Ejecutivo decidiese otorgarle la amnistía en relación a los cargos de corrupción que le habían hecho permanecer ocho años en el exilio. Emocionada, fue recibida en el aeropuerto de Karachi por alrededor de 250.000 personas, una oportunidad de causar víctimas que los terroristas aprovecharon, aunque ninguna organización se ha atribuido la autoría de la matanza.

En clave política, el regreso de la ex primera ministra supone su vuelta a la primera línea para volver a postularse en las elecciones legislativas. Musharraf autorizó la vuelta de la dirigente recientemente mediante un permiso del que podría surgir una alianza con Bhutto de cara a la repetición del general al frente de la Presidencia de Pakistán.

A la condena por los dantescos incidentes también se sumaron voces desde el exterior, entre las que se cuentan EE.UU, la ONU, la Unión Europea, Afganistán o India, entre otros. La OTAN, por ejemplo, expresó hoy su pesar "en los más enérgicos términos", puesto que "el pueblo de Pakistán tiene derecho a decidir democráticamente sobre su futuro y sobre quién le ha de gobernar". "Este derecho no debe serle negado por terroristas que quieren destruirlo", lamentó.