Birmania.- La Junta militar rechaza la críticas y afirma que su país camina hacia la democracia

Actualizado: lunes, 26 marzo 2007 19:52

NAYPYITAW (BIRMANIA), 26 Mar. (EP/AP) -

El Gobierno militar birmano rechazó hoy las críticas de quienes afirman que la Junta viola los Derechos Humanos y aseguró que se están realizando progresos hacia la democracia, según manifestó el ministro de Información, Kyaw Hsan, durante la primera rueda de prensa celebrada ante periodistas extranjeros en la nueva capital del país, Naypyitaw.

"Aprovechando las preocupaciones de la comunidad internacional, los grupos antigubernamentales dentro y fuera de nuestras fronteras están realizando acusaciones falsas y ataques contra el Ejecutivo", denunció el ministro, quien también señaló que el borrador con las directrices para una nueva Constitución está "cerca de completarse".

Sin embargo, pocos datos sobre estas directrices fueron dados a conocer y el ministro únicamente especificó que los puntos sin resolver serán atajados y solucionados en la próxima sesión de la convención nacional que se encarga de la elaboración del borrador.

Esta convención es el primero de los siete pasos establecidos en la 'hoja de ruta' para la democracia, que supuestamente debería conducir a una elecciones y la restauración de un régimen elegido popularmente en algún momento del fututo. Birmania, o Myanmar como la rebautizó la Junta, lleva bajo control militar desde 1962.

"Sabemos que la comunidad internacional tiene algunas preocupaciones acerca de la implantación de los siete pasos de la 'hoja de ruta'", reconoció Kyaw Hsan.

La actual Junta militar, que llegó al poder en 1988 tras acabar con las manifestaciones prodemocráticas en el país asiático, convocó elecciones generales pero después se negó a reconocer los resultados tras la victoria apabullante de la Liga Nacional para la Democracia, encabezada por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.

La negativa a entregar el poder al Gobierno legítimo, elegido democráticamente, así como la falta de respeto de la Junta por los Derechos Humanos, ha producido que el régimen militar esté sometido a sanciones económicas y políticas por parte muchos países occidentales.

Asimismo, una de las peticiones más extendidas entre la comunidad internacional es la liberación de Suu Kyi, que ha permanecido encarcelada o bajo arresto domiciliario durante los últimos 17 años.

Así, Kyaw Hsan reconoció que algunas naciones occidentales y grupos antigubernamentales acusan al régimen militar de "amenazar la paz regional e internacional a través de actos como la limpieza étnica, las violaciones, el trabajo forzado y las reubicaciones forzosas en las zonas fronterizas".

Grupos de Derechos Humanos y minorías de la etnia Karen afirman que las ofensivas militares del Gobierno han provocado la huida de refugiados en grandes cantidades hacia Tailandia, donde malviven hacinados en campos de refugiados sin ninguna garantía, o recurso, ni condiciones higiénicas básicas. "En realidad estas acusaciones son absolutamente falsas, y ningún incidente de este tipo a sucedido en Myanmar", zanjó Kyaw Hsan.

En cambio, según el ministro, el grupo rebelde Unión Nacional Karen, junto a "terroristas expatriados" es el responsable de haber minado las zonas fronterizas y de los daños causados a la población. Asimismo culpó a la guerrilla de las reubicaciones forzadas en las regiones fronterizas, pese a que estas se encuentran normalmente bajo control de la Junta.

"Es también su intención planificada crear el tema de los refugiados", Kyaw Hsan. "Es un complot para obtener dinero y asistencia de la comunidad internacional mostrándose como refugiados y culpando al Gobierno", acusó.

BIRMANIA NO ES UN PELIGRO

Kyaw Hsan afirmó que Birmania --fronteriza con China, Laos, Tailandia e India-- no es un peligro ni una amenaza para sus vecinos, en referencia a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del pasado mes de enero en la que se criticaba al país por las violaciones a los Derechos Humanos. Y justificó su postura recordando que China y Rusia vetaron la resolución, lo que demuestra que el país no es una amenaza fronteriza.

Además constató que los enfrenamientos directos con insurgentes en la zonas fronterizas ha caído considerablemente, y estas zonas "son ahora ampliamente pacíficas".

Otra de las acusaciones vertidas contra Birmania es la supresión de la libertad religiosa, algo que el ministro de Información negó en rotundo, así como el supuesto uso por parte del Ejecutivo del trabajo forzado. "El motivo de estas diversas acusaciones --señaló-- es que los poderes occidentales y su cohortes quieren un Gobierno marioneta en Myanmar", acusación ampliamente repetida por la Junta en los últimos tiempos, que ha servido de excusa para ralentizar la marcha de los progresos democráticos.

Kyaw Hsan fue también cuestionado sobre la reciente decisión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de cerrar sus dos oficinas regionales en el país, alegando que su trabajo estaba "cerca de la parálisis" por "drásticas restricciones" impuestas por la Junta. El ministro afirmó que el Gobierno pidió al CICR que detuviera sus visitas a prisiones porque la organización había elegido entrevistar únicamente a prisioneros que hieren la estabilidad nacional y la tranquilidad.