LA HAYA 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha absuelto a Serbia de cualquier responsabilidad legal y complicidad directa en el genocidio contra los bosniacos musulmanes en Bosnia-Herzegovina durante la guerra de 1992-1995, y más concretamente en la muerte de alrededor de 8.000 personas en el enclave de Srebrenica en julio de 1995, tal como pretendía Sarajevo.
La larga declaración leída por la presidenta de la máxima instancia judicial de la ONU, Rossalyn Higgins, considera que la desaparecida República Federativa de Yugoslavia (RFY) no fue capaz de impedir la masacre de bosniacos musulmanes en Srebrenica --un enclave supuestamente protegido por las tropas holandesas de la ONU y que fue atacado en julio de 1995 por los paramilitares serbo-bosnios del general Ratko Mladic--, pero añade que no está probado que el Ejército yugoslavo hubiera participado directamente en la matanza o que los dirigentes yugoslavos la hubieran planificado.
Aunque se había constatado la participación de Yugoslavia en el conflicto bosnio antes de la matanza de 1995, no se ha demostrado que sus dirigentes o militares lo hicieran concretamente en Srebrenica, según figura en el texto leído por Higgins, citada por la agencia serbia de noticias Tanjug.
De haberse declarado culpable a Serbia hubiera sido la primera vez que se responsabilizaba del crimen de genocidio a un Estado, en lugar de un individuo o un grupo. Aunque la demanda de Bosnia fue presentada contra la desaparecida confederación de Serbia y Montenegro (sucesora de la RFY), la entidad sancionada habría sido únicamente Serbia, por ser este país quien ha asumido la "identidad legal" de la antigua Yugoslavia.
Bosnia alegaba en su demanda que el Gobierno de Slobodan Milosevic --por entonces presidente serbio y posteriormente presidente yugoslavo-- armó, financió e impulsó una campaña de limpieza étnica con el objetivo de crear la 'Gran Serbia' durante la guerra bosnia, 1992-1995.
Serbia aseguraba, por su parte, que no fue responsable de las acciones de los grupos paramilitares serbo-bosnios, que se trataba de una guerra entre grupos étnicos y que no hubo ningún intento de destruir a la población bosniaca musulmana ni en su totalidad ni en parte, un elemento clave para la Convención sobre el Genocidio de 1948.
Bosnia-Herzegovina había pedido a Serbia el pago de compensaciones y la restitución de propiedades a las víctimas y al Estado, lo que hubiera implicado para Belgrado un desembolso de miles de millones de dólares.