BRASILIA, 6 Nov. (EP/AP) -
El asesor de asuntos internacionales del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Marco Aurelio García, aseguró hoy que Brasil ni disputa ni se preocupa por la influencia de Venezuela en los países de la región, como Bolivia.
"Brasil no tiene ese tipo de preocupación", declaró el asesor en una entrevista con la cadena de radio CBN. "Lo que tenemos claro (...) es lo siguiente, Bolivia es un país que tiene una gigantesca frontera con Brasil, es un país que en las últimas décadas vivió situaciones de inestabilidad muy grande, queremos, hay interés que ese país sea estable, que ese país se desarrolle, que ese país, que tiene grandes recursos naturales, pueda efectivamente seguir su curso", agregó.
García fue interrogado por la emisora sobre si los planes oficiales de retomar las inversiones del conglomerado estatal Petróleo Brasileiro SA (Petrobras) en la vecina nación, están vinculadas a la creciente influencia del Gobierno del presidente venezolano, Hugo Chávez, en La Paz.
Brasil "no está preocupado en compensar la influencia de nadie, ni en Bolivia ni en ninguna otra parte", aseguró García. "Nosotros queremos contribuir para eso (la estabilidad y desarrollo de Bolivia), como otros Gobiernos de la región también están contribuyendo, entonces nosotros no estamos disputando espacios en Bolivia, lo que procuramos es realizar con otros países de América del Sur una acción convergente que nos permite devolver a los bolivianos la capacidad de decidir sobre su propio destino", indicó.
La semana pasada, García aseguró que Petrobras estaba analizando la posibilidad de realizar en Bolivia nuevas inversiones, pero no dio detalles. La petrolera brasileña, que invirtió en Bolivia unos 1.500 millones de dólares (más de 1.035 millones de euros) desde 1996, paralizó los nuevos desembolsos a raíz de la nacionalización de la industria hidrocarburífera boliviana el 1 de mayo del 2006.
A comienzos de este año Brasil, que consume diariamente unos 42 millones de metros cúbicos de gas, más de la mitad suministrado desde Bolivia, cerró un acuerdo con La Paz para la venta por 112 millones de dólares (77 millones de euros) de dos refinerías propiedad de Petrobras en la nación andina.
