PAILIN (CAMBOYA), 19 (EP/AP)
El máximo jefe que aún sigue con vida de los Jemeres Rojos, Nuon Chea, negó hoy que tuviese ninguna responsabilidad en la muerte de 1.7 millones de camboyanos durante el brutal gobierno de su partido desde 1975 hasta 1979, y añadió que está preparado para enfrentarse a un tribunal internacional.
La acusación del tribunal que examina estas muertes presentó ayer una lista secreta de cinco antiguos líderes de los Jemeres Rojos que serán procesados basándose en las pruebas que se han ido recogiendo contra ellos. El jurado decidirá cuál será el procedimiento con cada acusación.
"No especificaron los nombres de las personas, pero sé que estoy incluido", comentó el ex líder e ideólogo del movimiento, Nuon Chea, en una entrevista en su casa. "Iré al tribunal y no me preocupa que la gente no me crea", añadió. "Pasó hace 30 años y acordarse es muy difícil. Algunos de ellos (del Tribunal) nunca lo vivieron. No estaban allí, así que ¿cómo saben lo que estaba pasando?", manifestó Chea.
El ex dirigente comentó que había más policías de lo normal fuera de su casa desde el anuncio el miércoles de los movimientos legales en la capital, Phnom Penh, y que tenía que ser cuidadoso con sus declaraciones. Nuon Chea, que ahora tiene 82 años, negó repetidas veces que tuviese alguna responsabilidad en la muerte de aproximadamente 1,7 millones de ciudadanos durante el régimen comunista.
"Yo era el presidente de la Asamblea Nacional y no tuve nada que ver con las operaciones del Gobierno. Muchas veces no sabía lo que estaban haciendo porque me encontraba en la asamblea", indicó. "No tuve intención de matar a mi gente", añadió, "el tribunal no debería basarse sólo en la ley, sino también en la intención", concluyó.
El anuncio de la acusación es "un momento decisivo para el tribunal" que las víctimas llevaban esperando desde hace mucho tiempo, dijo el director del Centro de Documentación de Camboya, Youk Chang, un grupo independiente que recogió pruebas sobre las atrocidades del régimen. "Las cosas comienzan a moverse ahora. En esto reside la esperanza de que la justicia triunfe", manifestó Chang.
A pesar del misterio de las identidades de los sospechosos, el movimiento de la acusación ha hecho que "comience a rodar la pelota del proceso legal", sostuvo la directora del Centro para el Desarrollo Social, Theary Seng. "Es el primer signo visible y concreto de que el proceso está en marcha", continuó.
El tribunal indicó en un comunicado que los fiscales, un grupo conjunto de camboyanos y extranjeros, enviaron un total de 25 casos que incluían "asesinato, tortura, traslados forzosos, detenciones ilegales, trabajos forzosos y persecución religiosa, política y étnica".
Los fiscales internacionales y camboyanos han reunido pruebas que incluyen cientos de páginas de documentación y la localización de más de 40 fosas comunes. Todos los acusados son antiguos líderes aunque el máximo dirigente, Pol Pot, murió en 1998 y su antiguo jefe militar, Ta Mok, falleció en 2006.
Además de Nuon Chea, el antiguo ministro de Exteriores, Ieng Sary, y presidente de la Kampuchea Democrática, hoy Reino de Camboya, Khieu Samphan, viven libres en el país aunque todos tienen problemas de salud. Kaing Khek Iev, que encabezó el centro de tortura S-21 de los Jemeres Rojos, es el único que se encuentra bajo custodia policial.
Camboya pidió ayuda a la ONU en 1997 para establecer el tribunal, pero se necesitaron años de negociaciones antes de que se firmase un acuerdo en 2003 para juicios conjuntos. Estos juicios estaban previstos para este año pero las diferencias de procedimiento entre camboyanos y extranjeros retrasaron el proceso.
El Tribunal anunció ayer también que las instalaciones de detención en su cuartel general, a unos 18 kilómetros al oeste de Phnom Penh, están preparadas para albergar a los acusados.