Camboya.- Somaly Man destaca la falta de compromiso de donantes y asegura que se ha sentido "utilizada" por ellos

Europa Press Internacional
Actualizado: miércoles, 18 octubre 2006 19:41

MADRID 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

Somaly Man, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 1998, lamentó hoy la falta de coordinación y de seguimiento entre los agentes internacionales que colaboran con ella en la lucha contra la prostitución y el tráfico de mujeres y niñas, y aseguró estar "harta" y haberse sentido "utilizada".

"Hay gente organizada, pero luego no hay seguimiento. Hablan de este problema, de su trabajo, gastan mucho dinero en hoteles de cinco estrella, y después qué hay, nada", explicó Somaly en una entrevista a Europa Press.

La activista camboyana, que se encuentra en Madrid para presentar su libro 'El silencio de la inocencia', aseguró estar "harta" de tratar con esta "gente". "Me he sentido utilizada por estas personas", afirmó, explicando que a su llegada a un país todo son elogios y promesas, pero que luego no hay nada detrás.

En este sentido, explicó que se necesita el apoyo de los políticos para acabar con el tráfico de personas y la prostitución. "Las asociaciones trabajamos directamente sobre el terreno y con las víctimas, pero sigue habiendo víctimas, son soluciones a corto plazo", indicó.

Víctima de la prostitución, Somaly Man creó en 1997 junto a su marido, Pierre Legros, la asociación AFESIP (en francés 'Agir pour les femmes en situation précaire', Acción para las mujeres en situación precaria). Desde entonces lucha contra la prostitución no sólo en su país natal, sino también en Tailandia, Vietnam y Laos.

Para la activista, el problema de la prostitución en Camboya se explica por la conjunción de varios factores. "El principal problema del país es que los camboyanos han sufrido 30 años de guerra, la gente está muy traumatizada por la guerra", explicó.

Junto a esto, conviven "la pobreza, la (falta de) educación, que todo el mundo quería sobrevivir" y la "mentalidad" de la población, en un país en el que "las mujeres no tienen derecho, las mujeres son esclavas y van a sacrificar su vida por su familia".

Asimismo, en el desarrollo del tráfico de niñas y mujeres y la prostitución en Camboya, jugó un papel relevante la llegada de 'cascos azules' al país en 1993. "Los 'cascos azules' que llegaron a Camboya no hacían nada, compraban mujeres", señaló, explicando que una vez que los soldados de pacificación se marcharon a esas mujeres lo único que les quedaba era "convertirse en prostitutas".

TRABAJAR CON EL CLIENTE

Para Somaly Man, a la hora de erradicar la prostitución lo primero es tomar conciencia del problema, ya que "nadie habla" de la situación de las mujeres. "Nadie ha dado prioridad a la situación de las mujeres", estimó.

Asimismo, consideró esencial trabajar con los clientes --"si no hay clientes, no hay prostitución", dijo-- e instó a la colaboración entre los países ricos y los pobres. Autodefiniéndose como 'abolicionista', destacó que la prostitución es un problema que es "en todos los sitios igual".

En este sentido, pidió que no se confunda la regulación de la situación de las mujeres que se prostituyen en los países occidentales con la regulación de la prostitución. "Queremos regular su situación" para que tengan permisos de trabajo, dijo, agregando que, bajo su punto de vista, "ninguna mujer que tenga conrazón, querra tener relaciones sexuales con gente que no le guste".

Por lo que respecta a las víctimas, el principal obstáculo al que se enfrentan es el "financiero". De hecho, el deseo de Somaly Man es que su asociación tenga un "presupuesto estable", que le permita seguir proporcionando a las mujeres y niñas que salen de las calles un medio de vida. Por último, Somaly explicó que el Premio Príncipe de Asturias le "abrió las puertas" y la ayudó en su protección. "Antes querían matarme, me sentía sola", relató.

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