Actualizado: jueves, 11 agosto 2016 17:35

BAGDAD, 11 Ago. (Reuters/EP) -

La ofensiva del Ejército iraquí para tomar la capital 'de facto' del Estado Islámico en el país, Mosul, seguirá en marcha a pesar del intercambio de acusaciones entre el ministro de Defensa, Jaled al Obeidi, y el diputado Salim al Jabouri sobre la corrupción en el Ejército.

La semana pasada, ambos políticos se acusaron mutuamente de haber recibido sobornos por unos contratos de Defensa, algo que ha iniciado investigaciones judiciales y ha aumentado el temor a que la ofensiva sobre Mosul no pueda llevarse a cabo.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha asegurado este jueves que ayudará a Irak a combatir la corrupción que está erosionando su economía y sus instituciones. El país ocupa el puesto 161, de 168, en el índice de corrupción de la ONG Transparencia Internacional.

Estados Unidos está liderando la coalición que apoya al Ejército iraquí por tierra y aire en su guerra contra el Estado Islámico. Un portavoz de la coalición ha asegurado que las diferencias entre ambos políticos no han supuesto ningún impacto en lo planeado.

El Ejército y las unidades de élite que liderarán la ofensiva ya están tomando posiciones a las afueras de la ciudad desde la que el líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi, declaró el autoproclamado califato entre Irak y Siria.

Mosul es la ciudad más grande controlada por el grupo terrorista y que, previo a la guerra, tenía una población de 2 millones. La caída de la ciudad supondría la derrota definitiva del Estado Islámico en Irak, según ha indicado Al Abadi, que prometió conquistar Faluya y Mosul este año.

Cuando los combates se intensifiquen en los alrededores de Mosul, más de un millón de personas podrían tener que abandonar sus hogares en el norte del país, lo que crearía un "problema humanitario masivo", según aseguró el mes pasado el Comité Internacional de Cruz Roja.

Más de 3,4 millones de personas ya se han visto obligadas a abandonar sus hogares hacia otras partes de Irak, convirtiéndose en desplazados en zonas controladas por el Gobierno o por los kurdos.

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