MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
El conocido como el 'carcelero de Amstetten', el austriaco Josef Fritzl, mantuvo a su madre encerrada en el ático de su propia casa hasta el momento de su muerte mientras acondicionaba el sótano de su casa para mantener a su hija cautiva durante 24 años, con la que tuvo siete hijos.
Fritzl, de 73 años, va a ser juzgado por violar y encarcelar a su hija Elisabeth en su casa de Amstetten (Baja Austria). Uno de los hijos que concibieron murió poco después de nacer y su padre incineró su cadáver. Ahora unos documentos judiciales filtrados a la revista austriaca 'News' indican que Fritzl también mantuvo en cautividad a su madre.
El ingeniero jubilado llegó incluso a tapiar con ladrillos las ventanas del ático donde estaba su madre para que no viese la luz del día, y ha confesado que lo que le motivó a encerrarla fue su deseo de venganza, ya que su madre abusó de él durante su infancia.
"Nunca recibí amor de ella, me pegaba y me daba patadas hasta que me quedaba sangrando en el suelo. Le tenía un miedo terrible, a ella y a su imprevisibilidad. Me insultaba y me decía era Satán, un criminal, un maldito", relató Fritzl a la psiquiatra forense Adelheid Kastner a la que un tribunal ha encargado el análisis de su psique en seis sesiones.
En su informe confidencial, Kastner declara que Fritzl está sano y que puede ser juzgado a pesar de padecer un "desorden de personalidad". Basándose en este examen, los fiscales pedirán que se juzgue y se condene a Fritzl como a una persona mentalmente sana pero que luego se le interne en una institución mental el resto de su vida.
Aun así, estas declaraciones son consideradas por muchos como una forma de justificar sus acciones a causa de un trauma infantil, aunque también como una señal de una percepción distorsionada de la realidad. Está acusado de los cargos de homicidio sin premeditación por el bebé que falleció, así como de violación, coacción, privación de la libertad e incesto.
